Incluso un territorio lleno de poderosas bestias mutadas no sería tan silencioso como su ubicación actual. Aparte de las moscas diminutas, no había nada más. Basado en experiencias pasadas, la única explicación para el silencio fue que estaban en un sitio radioactivo. Sin embargo, se dieron cuenta de que había muchas plantas en el área. Al parecer, su teoría inicial había sido errónea.
—Comandante, se ve extraño. ¿Volvemos? —preguntó alguien desesperadamente.
Todos se reunieron, luciendo muy deprimidos. El comandante los miró por un segundo y se dio cuenta que la escena se sentía familiar. Sabía que pronto habría algunas personas más suicidándose. Habían confiado en su voluntad de sostenerlos hasta ahora. Una vez que se rindieran, todos se matarían a sí mismos.
—No podemos volver más —dijo —. Tenemos que seguir moviéndonos. ¡No hay vuelta atrás! ¡Muévanse!
—Prefiero morir antes que regresar —dijo otro hombre.