El viento invernal se sentía muy frío y no se podía evitar temblar cuando soplaba aquel viento gélido.
Cuando Yu Yuehan abrazó a Nian Xiaomu, él utilizó su larga gabardina para protegerse de la helada brisa invernal y tenía la espalda recta y los hombros hacia atrás.
Cada paso que daba era excepcionalmente firme y constante, lo cual llenaba el corazón de una sensación de seguridad.
Él la cargó y la metió en el auto y, justo cuando estaba a punto de cerrar la puerta, Fan Yu abrió la puerta al otro lado del vehículo y se acomodó en el asiento que estaba al lado.
Al coincidir con la mirada sombría de Yu Yuehan, Fan Yu enarcó las cejas con despreocupación y le preguntó: —¿Tiene sentido que fueras tú quien me hizo traerte hasta aquí, pero no me lleves de vuelta?
Fan Yu terminó de decir lo que él quería y tomó asiento al lado de Nian Xiaomu.