El Gordito se desconcertó, pero no se atrevió a hacer alguna preguntar incluso después de que procesó la situación.
¿Cómo se suponía que debía preguntar qué es lo que Pequeño Espada estaba haciendo ahí?
¿Quién vestiría el uniforme de empleado para nada?
Definitivamente tramaba alto.
Sin embargo, el Gordito no estaba seguro de si su jefe había visto bien porque la persona en el video era un tamaño más grande que Pequeño Espada.
El Gordito dudó un poco antes de preguntar: —Joven Maestro, ¿no se equivoca?
Esta vez Qin Mo no escribió, en cambio, inclinó la cabeza a un lado. Su voz era baja y fría. —¿Equivocarme? ¿Sobre el chico que me gusta?
Un aire gélido sopló a través de sus auriculares y el Mago se tropezó. Eso explicaba su comportamiento extraño. «El ser abandonado lo debe haber afectado».