—Shuji se ve más enojado hoy que antes.
—Ja, ¡va a estar bueno! Cuando Shuji está enojado, ni siquiera cuatro personas van a poder detenerlo.
—¿Shuji planea tener una matanza? ¡No puedo esperar!
La pasión de los fanáticos era imparable, pero, incluso con semejantes vítores atronadores, la sonrisa del manager Feng no cambió ni un poco. Él estrechó manos con el manager del otro equipo.
—¿Vamos?
El manager de Río de Cerezo iba a decir algunas cosas más e iba a alardear sobre el éxito de ellos o, al menos, tener un poco una pequeña charla.
Pero las palabras de Feng Yi hicieron que se tragara las suyas, para mostrar su sinceridad.
—Sí.
Esa no era una partida oficial, así que no había combinaciones de uno a uno o dobles, solo una partida de asedio de cinco contra cinco.
Incluso si era una partida amistosa, seguían las reglas de videojuegos internacionales.