—¿Qué miras ahora?
El gesto del joven al girar la cabeza fue muy evidente.
Obvio que iba a llamarle la atención al Todopoderoso Qin.
Fu Jiu miró y dijo: —¿Por qué siempre tengo la sensación de que alguien nos mira fijo todo el tiempo?
—Buen instinto.
El tono de voz de Qin Mo fue muy leve y sonó como un normal hermano mayor que elogiaba al hermano menor.
Fu Jiu se sintió feliz al recibir la aprobación de él y estaba a punto de decir en voz alta más pensamientos suyos.
Pero el Todopoderoso Qin metió una trampa en la siguiente oración.
—¿De dónde sacaste tan buenos instintos? ¿De la torre de marfil de la escuela?
Ella de verdad no podía bajar la guardia ni un segundo con el Todopoderoso Qin.
Fu Jiu suspiró de manera prolongada, antes de guiñarle el ojo izquierdo de manera linda.