El asistente se emocionó más y más mientras su ídolo se acercaba, pero no se atrevió a repetir lo que dijo. Después de todo, todos sabían que al Todopoderoso no le gustaba ser emparejado con nadie.
Nada podía escapar de los ojos de Qin Mo tan fácilmente. Golpeteó el mostrador con sus dedos y rio profundamente mientras ponía una trampa.
—Escuché lo que dijiste. Se te fueron algunos detalles. ¿Por qué tienes miedo? No es para tanto.
El asistente no sabía nada acerca de los confabuladores trucos del Todopoderoso Qin.
Pero Fu Jiu sabía, porque ella había caído en las tramas de Qin Mo tantas veces, así que trató de hacerle señas al asistente que la ayudaba con sus fideos.
Pero el Todopoderoso no le daría la oportunidad a Fu Jiu de hacerlo. Acercó su mano y arrastró al joven atrás de él dominantemente, pero también con cariño. Luego, le insistió al asistente: —Vamos, prosigue.