Con esa sonrisa, todas las chicas que vinieron a observar sintieron sus corazones latir irregularmente.
Aquellas que conocían su problema actuaban diferente, especialmente Huo Siyu quien iba dirigiendo a las demás. Ella apretó lo ojos y miró a Fu Jiu con profundo desdén―: Te lo advertí la última vez. Aléjate del joven Amo Qin. Deberías haberme escuchado, no esperaba que no aprendieras la lección. Incluso te has atrevido a volver a esta cantina. ¿Quieres que te vuelvan a salpicar con agua otra vez?
Llevaba mucho tiempo infeliz con este nuevo rico y solo de imaginar que alguien como él estuviera enamorado de su príncipe azul ¡le revolvía el estómago!
―¡Arrástralo al baño! Hoy le dejaré claro qué lugares le están permitidos y qué otros no.
Huo Siyu era célebre por ser un acosador dentro de la escuela. Solía usar ciertos métodos para acosar a aquellos que no le gustaban demasiado y para que no puediesen ni hablar de ello.
Se comentaba que habían metido la cabeza de alguien en el retrete.
¡Ahora Fu Jiu tenía un grave problema!
Acababa de salir del hospital e iba a regresar de nuevo. Resulta bastante triste.
Mientras la gente pensaba eso, vieron a Fu Jiu patear a Huo Siyu mientras tenía una mano en el bolsillo.
¡Pum!
Todo pasó tan rápido que la gente casi no pudo ver cómo lo hizo.
Cuando Huo Siyu cayó al piso, todo su cuerpo le dolía. Probablemente, en su incredulidad, su rabia creció al límite―. ¡Tú, pervertido! ¿De verdad te atreves a patearme?
Mientras era insultado de tal manera, Fu Jiu abrió calmado una botella de agua que tenía en la mano y caminó hacia ella. Su otra mano todavía estaba en el bolsillo y sus finos labios se encontraban levemente curvados―: Todo lo que me hiciste, te lo estoy devolviendo.
¡Splash!
Tan pronto como Fi Jiu terminó de hablar, una botella llena de agua mineral era vertida sobre la cabeza de Huo Siyu.
Huo Siyu estaba pasmada al principio y luego se volvió completamente loca―. ¡Fu Jiu! ¡Espera! ¿Te crees que la Escuela Hunk Xiao Xiang te va a permitir esto? Le das asco a toda la escuela. No te ha apalizado del asco que te tiene.
Al escuchar esas palabras, Fu Jiu rió levemente, dobló su cintura, extendió una de sus manos y acarició la cara de Huo Siyu. Era muy guapa―. No hay para tanto. Mira, siempre estoy disponible para torturarte.
―¡Tú! ―Huo Siyu sintió la urgencia de matarlo nuevamente.
―Shhh ―Fu Yiu puso su dedo índice en sus pálidos labios―. No soy una persona muy simpática, así que no sigas obligándome a pegarle a alguien. Además, si me gustaran los hombres, no me gustaría lo que tu joven amo Qin está diciendo. Si él quiere una batalla, cualquier momento es bueno para mí.
Fu Jiu dijo esto como si estuviera lanzando una bomba, antes de irse de la cantina como si nada hubiese pasado.
¿Cómo explicarlo? Los espacios ruidosos no eran de su agrado.
Después de que se fuera, dos larguiruchos aparecieron uno tras otro en el segundo piso de la cantina. Era donde había la mejor vista, pero no podía ir cualquiera. Uno estaba estaba apoyado en la barandilla y, señalando con su barbilla hacia la alta sombra detrás suyo, dijo con voz profunda―: Ese de ahí solía perseguirte, diciendo que solo se casaría contigo. Pero al inicio del año escolar dijo que nunca le gustarías aunque le gustasen los hombres. Pregunta para el joven Amo Qin, ¿cómo te sientes?
Aquel que fue llamado por su nombre era alto y erguido. Tenía una hermosa cara y se recostaba sobre unos enormes ventanales con sus piernas levemente cruzadas. Mirando con su cabeza gacha el libro que tenía en sus manos, la vista general de la escuela relucía brillante a sus espaldas.
Al escucharlo, él no dijo nada, solamente alzó un poco sus ojos y miró en la dirección de Fu Jiu...