Al escuchar el saludo de la Srta. Justicia, Klein de repente experimentó un fuerte sentimiento melancólico.
Tras conocer su identidad, estatus, apariencia y situación; tenía una comprensión más profunda de por qué el tono de Audrey siempre llevaba un aire alegre y radiante. Esencialmente, comprendió el origen de dicha aura, pero no se sintió ni celoso ni envidioso de ellos, ni tampoco creía que careciera de la dureza otorgada por sobrevivir a la miseria. En cambio, sentía que, en ese mundo regido por el caos, la deformación y la locura subyacentes; contar con la presencia de una dama así era algo realmente agradable.
Una sonrisa apareció en su rostro mientras asentía suavemente en reconocimiento al saludo de la Srta. Justicia.