El Adepto Xu Li, dentro de la cabeza del Dragón de la Inundación, frunció en ceño. Ya que la Formación Gran Sello estaba bajo su control, podía percibir claramente lo que sucedía.
—¿Qué? ¿Alguien está atacando mi formación desde dentro? Parece que alguien del clan Ji quiere huir. Desafortunadamente, sin la ayuda de la Formación Llave del Cielo del Dragón de Inframundo, ¡ni siquiera Ji Ning con todo su poder podría romperla! Solo tienen que esperar pacientemente la muerte —dijo el Adepto con una mirada fría y llena de odio.
Aunque para herirlo había usado su tesoro mágico rango Tierra, la Aguja Divina de Sangre Negra, no podía saber dónde se encontraba Ning. Lo había dicho solo para asustar al clan Ji. ¡Había sido todo un engaño! Después de todo, no le importaba mucho si otros miembros venían a atacarlo, pero una emboscada de Ning lo ponía bajo demasiada presión. Sabía que el clan cuidaba en gran forma al chico, así que había inventado eso para protegerse.