Esa escultura era una la cual Linley había acabado no hacía mucho tiempo. Dada la habilidad actual de Linley, su escultura en piedra también estaba en un nivel muy alto. Esa jovencita de cabello plateado examinó cuidadosamente la escultura desde todos los ángulos.
—Maravilloso. Simplemente maravilloso.
Después de inspeccionar la escultura con gran cuidado por un tiempo, giró su cabeza para mirar a Linley.
—Hermano mayor Ley, tengo la sensación de que esa escultura tuya es mejor que las de mi maestro, pero no sé exactamente cómo describirla.
A pesar de tener a una chica tan adorable mirándolo así, Linley sólo se sintió irritado.
—Señorita Danlan, tengo que entrenar —dijo Linley con mucho tacto.
La chica de cabello plateado asintió.
—Está bien, voy a irme de inmediato.