Cuando las seis espadas de fuego se fusionaron en una, las llamas carmesí se pusieron de color blanco brillante. Dondequiera que iba esa llameante arma blanca, el suelo de piedra blanca debajo de ella se fundía.
Al ver la espada de fuego blanca volar hacia él, la expresión de Shi Feng se puso sombría.
—¿Cuán fuerte es él?
Unir dos espadas de fuego ya era una tarea increíblemente difícil. Si uno no podía sincronizar las espadas a la perfección, incluso un error de una décima de milímetro arruinaría la fuerza combinada, dando como resultado ataques individuales.
Sin embargo, ahora, Sirius había fusionado las seis espadas de fuego en una sola.
Su fuerza compuesta no era cosa de risa.
El arma blanca ardiente poseía tres veces la fuerza de la combinación anterior.
—Está bien, es hora de que pongamos fin a esta batalla.
Sirius entrecerró los ojos.
¡Xiu!