Las palabras del Gran Duque eran muy convincentes.
Su tono era muy sincero, y Marvin percibía que no usaba ningún hechizo para engañarlo.
Sus palabras venían de su corazón.
[Diross Cridland].
Este nombre permanecía en su mente como una maldición.
El Gran Duque preguntó solemnemente: —¿Realmente lo viste?
Marvin asintió.
—En los Nueve Infiernos.
El Gran Duque permaneció en silencio por un tiempo. Llevó su frente a sus manos mientras analizaba el asunto.