Después de salir del palacio de la Reina de los Elfos Marinos, Marvin nadaba solo en el mar.
Mientras controlaba las corrientes, la Corona del Emperador del Mar producía una débil luz.
La corriente llevaba a Marvin cómodamente hacia Puerto Róbalo. Pero cuando pensaba en el acuerdo que había alcanzado con la Reina de los Elfos Marinos, no sabía si llorar o reír.
La Reina de los Elfos Marinos siempre había sido uno de los grandes poderes del mar. Todas las reinas de los Elfos Marinos habían tenido como meta unificar las Razas Marinas durante sus vidas, y el grupo de tres objetos del Emperador del Mar era un atajo para alcanzar esta meta.
Se decía que al reunir el grupo completo, alguien podría controlar el mar. Marvin había pensado que ofrecer un regalo tan valioso como la Corona del Emperador del Mar sería suficiente para demostrar su sinceridad.