—¿Quieres saber la verdad?
—Sí.
—No quiero ir porque Su Yu y yo no somos suficientemente cercanos como para celebrar el cumpleaños del otro. No sé por qué me invitó, pero aún si no quiero, debo ir. Porque él me dio algo el día de mi cumpleaños y quiero devolvérselo.
—¿Qué te dio? —Qin Chu quedó congelado por un segundo.
Huo Mian nunca le había mencionado esto, ella temía que él se pusiera celoso. Ella tomó la bala de su bolso.
—¿Él te dio esto?
Qin Chu tomó la bala y la examinó, no había nada especial en ella.
—Sí, detuvo mi auto de camino a casa y me la dio. Él dijo que representaba un deseo, dijo que, si alguna vez necesitaba que él hiciera algo por mí, podría buscarlo con esta bala. Y que él me ayudaría sin dudar.
—Sí que es generoso —dijo Qin Chu, en un tono algo amargo.
Huo Mian sonrió mientras se apoyaba en el hombro de Qin Chu.
—Oye, ¿está celoso el señor Qin?
—¿Me creerías se te dijera que no?
—No.