```
Kaia atrajo a su hija a su cálido abrazo y acarició su espalda suavemente. —Sé que es difícil, Olive, pero puedes hacerlo —dijo con voz tranquilizadora—. Tienes que hacerlo porque en este momento nuestras opciones son casi nulas. Un suave golpeteo en la puerta interrumpió la conversación entre madre e hija. —Pasa, Giles —dijo Kaia a la doncella que debía vestir a Olivia para la próxima reunión. Apretó la mano de Olivia y luego se levantó con los labios temblorosos. Giles había sido la doncella de Olivia desde que ella tenía memoria. Algo mayor que ella, Giles la mimaba mucho y Olivia tenía la intención de llevarla con ella a Valle Plateado. Se lo preguntaría a su madre y esperaba que ella aceptara. Giles la ayudó a desvestirse y como siempre se ocupó de atenderla con esmero. La ayudó a tomar un baño y una vez que la envolvió en una toalla, dijo: