—Olivia sintió que su pecho se comprimía en la placa de metal —quería quitársela mientras perlas de sudor brotaban en sus cejas. Se decía que Íleo y su esposa Anastasia eran el terror de los reinos de Draoidh y los Valles Plateados. Se contaba que Anastasia era una fae y una deidad, pues era descendiente directa de quienes crearon la Leyenda. Dioses, cómo debe ser ser una... deidad. Olivia estaba segura de que Anastasia sería una mujer terca y engreída. Decidió mantenerse alejada de ella y de su esposo Íleo.