—He venido aquí para hablar sobre Ruvyn —dijo Theodir, yendo directamente al grano.
—Y yo también he venido para hablar sobre él —dijo Íleo.
La sorpresa centelleó en Theodir, que fue instantáneamente reemplazada por enojo. —¿En qué capacidad, Íleo? —preguntó, preparado para un duelo verbal o para ese asunto cualquier otro duelo.
Íleo le dio una mirada penetrante. —En la capacidad de padrino de Ruvyn. Y Haldir también me ha hecho su tutor legal, lo que significa que si Haldir muere, yo cuidaré del pequeño, y aparte de sus padres solo yo tengo permitido ocuparme de su crianza.
El pecho de Theodir se tensó. ¿Cuándo tuvo lugar este desarrollo? Le lanzó una mirada puntiaguda a Haldir y soltó un suspiro entrecortado. Cruzó los brazos sobre su pecho y luego dijo —Tu reclamo sobre Ruvyn no es nada, Íleo. El niño pertenece a Evindal. Es propiedad del reino élfico. Tampoco pertenece a sus padres, mucho menos a ti. Así que cualquier reclamo que tengas sobre él no se aplica en Evindal.