Lu tomó su bolso, sus ojos escanearon brevemente el traje que se encontraba sobre su escritorio.
—Muy buen gusto. Al presidente le gustará. Bueno, me tengo que ir.
—Bueno, nos vemos mañana.
Lin Yazhi observó cómo la fría belleza se marchaba de la oficina con poca gracia. Había algo en Lu que molestaba a su sentido de la moda. Las arrugas en su ropa, una alerta de la moda, especialmente la falda, era como si…¿había sido violentamente rasgada?
Lu meditó todo el camino de vuelta a casa, intentando descifrar cuál sería la mejor manera de formular la pregunta. Abrió la boca, pero las palabras se le atragantaron en la garganta cuando se dio cuenta de que Huo Li también estaba allí.
—Necesitamos hablar cuando lleguemos a casa.
—Por favor hazlo ahora. No me molesta —rio Huo.
—...
«POR FAVOR, a mí sí».