Los ojos de Ruth se abrieron de par en par, con una mirada de desesperación. No podía respirar bien y sentía que su garganta se había atascado. Su cerebro empezó a no recibir suficiente oxígeno y su visión se ennegreció de forma intermitente. Luego, perdió el conocimiento por asfixia.
¡Splash!
Una palangana de agua helada salpicó la cara de Ruth, despertándola con un sobresalto. Sólo entonces se dio cuenta de que la habían soltado y había caído al suelo.
El sótano estaba poco iluminado, por lo que no sabía cuánto tiempo había estado inconsciente.
Se limpió la cara con la mano. Cuando levantó la vista, vio a Justin sentado en el sofá con las piernas cruzadas, mirándola fríamente.
La mirada de sus ojos hizo que Ruth se sobresaltara. Cuando pensó en lo que había sucedido antes, tragó con fuerza y dijo: —¡Sr. Hunt, no puede matarme! Si me mata, ese niño también morirá.