—Cuando vi un bosque en la distancia, me detuve en la desesperación.
Había estado caminando a lo largo del río durante mucho tiempo. La fuente de agua ya no era un problema, y el hambre era mi mayor enemigo.
Todavía no sabía mucho sobre el terreno alrededor del palacio. Solo recordaba que seguir el curso del río llevaría a la ciudad, y la biblioteca estaba en esa dirección. Pero suponía que el Río Moridius tenía muchos brazos, y el que veía no era el que estaba frente al palacio.
Suspiré en silencio, sintiéndome como si tuviera un dilema.
—¿O debería volver por el camino por el que vine? —Aunque era un poco más tarde que antes, si todo salía bien, todavía había esperanza de regresar antes del anochecer. Si tenía suficiente suerte y Miguel regresaba tan tarde como en los últimos días, quizá ni siquiera descubriera mi fallido viaje.