🌻 GISELLE ZURUMI 🌻
Salí del baño de chicas con una expresión sumamente avergonzada. Mi camisa y falda escolar se encontraban más arrugados de lo que la había dejado mi hermana. Camine por los pasillos con una mano sobre mi falda, cubriéndome para evitar que vieran lo que había hecho, a pesar de que no se lograba notaba nada.
Antes de salir había pasado unos cuantos minutos dentro del baño, limpiándome el rostro y acomodándome el cabello para que no se notara como me había dejado Yuki luego de usar sus manos y garras. Cuando llegue al salón entre lentamente con la mirada baja tratando de pasar desapercibida, pero mi maestra de inmediato giro al verme entrar tarde a su clase.
—Señorita Giselle, otra vez llegando tarde a mi clase. La próxima vez no la dejaré entrar y tendrá que esperar afuera. —me regaño la profesora de historia.
En ese mismo momento quería desaparecer del lugar, todos mis compañeros giraron para verme de frente mientras caminaba a mi asiento.
—Lo siento maestra, no volverá a pasar. —le respondí apenada.
Cuando por fin llegue a mi asiento solté un suspiro de alivio, ahora que ya no tenía todos esos ojos sobre mí. Comencé a sacar mis cuadernos de mi mochila cuando mi amiga acerco unos papeles a mi mesa.
—Esto es lo que vimos hasta ahora, trata de copiarlo rápido para que no te quedes atrás.
—¡Gracias Suzu! —Le agradecí con una sonrisa honesta en mi rostro.
—Luego me lo agradeces, además... ¿Por qué siempre llegar tarde a clases? —me cuestiono mi amiga.
—L-lo siento... me quede ayudando a unas... amigas... —le respondí sin terminar esa frase por obvias razones.
Mi rostro se enrojeció luego de decir aquella mentira, siempre me retrasaba debido a mis hermanas y a su repentino cambio hormonal. Trate de llevar mi mente a otro lado y me concentre en la clase para no perderme de nada.
Pasaron casi tres horas luego del incidente en el baño y, luego de acabar la clase de historia y otra de lengua, nos tocaba cambiar de salón para la última clase del día. Cuando sonó la campana todos cerramos nuestros cuadernos y los guardamos en nuestras mochilas junto con los demás útiles escolares.
—Gise, ¿harás algo este fin de semana? —al escuchar mi nombre levante la mirada y me lleve una pequeña sorpresa cuando vi a Mike frente a mi mesa. Sin darme cuenta me sonrojé un poco y de mis labios salió una pequeña sonrisa.
—No lo sé, tal vez sí... ¿Por qué lo preguntas?
Trate de sonar algo coqueta y tierna, Mike era un chico atractivo y hace tiempo que me gustaba. Por el momento solo éramos amigos, pero sabía que era cuestión de tiempo para que nuestra amistad fuera algo más que eso.
—Quería invitarte a comer, y a ver alguna película si es que así lo quieres —me dijo con un tono algo apenado.
—¡Me encantaría Mike! ¿El sábado te parece bien? —respondí un tanto ansiosa luego de escuchar su invitación.
—El sábado, claro. Me parece perfecto —respondió el chico.
Ambos sonreímos luego del acuerdo y, después de juntar nuestras cosas, salimos juntos del salón. Mientras caminábamos por el pasillo hablamos de varias cosas con Mike. Sobre lo que vimos en la clase, algunas bromas y juegos que solíamos hacernos. Estábamos a punto de llegar al otro salón cuando de repente sentí a alguien jalar de mi brazo. Rápidamente fui arrastrada hacia atrás y perdí de vista a mis compañeros de clase.
—Eh... ¿Gise? ¿A dónde fuiste? —pregunto Mike a lo lejos.
Fui arrastrada por varios pasillos hasta llegar a un salón vacío. Cuando entramos al aula por fin pude ver a mi hermana cubierta con una gorra, y enseguida comencé a reprocharle por lo que había hecho.
—¿Qué te pasa? No puedes llevarme así como te dé la gana. Tengo que ir a mi última clase y tu también así que... ahhh...~
Solté un pequeño jadeo al sentir los labios de mi hermana sobre mi cuello. Sus manos tomaron mis hombros con fuerza y, unos segundos después, sentí sus uñas punzantes clavarse levemente sobre mi uniforme.
De un movimiento le quité la gorra que traía puesta y vi los cuernos que salían de la cabeza de mi hermana. Otra vez estaba perdiendo el control de su forma original y su instinto de succubo comenzaba a apoderarse de ella.
—Sumi... n-no podemos... mmmh...~ —jadeaba sin poder controlar a mi hermana.
A pesar de ser idéntica a Yuki, pude reconocer a Sumi de inmediato. Reconocer a dos gemelas era algo difícil, pero si llevabas viviendo con ellas desde que tienes memoria era una tarea bastante sencilla. Y más aun si las dos eran tus hermanas.
Sumi continuo besando mi cuello cada vez con más fuerza, sus colmillos no tardaron en aparecer sobre mi piel y, debido a como movía su cabeza y como me besaba, parecía que se trataba de una vampira intentando chuparme la sangre.
Mi rostro ya se encontraba rojo y respiraba de forma profunda. Al momento sentí el mismo olor del que ya estaba muy familiarizada, y el ambiente se volvió más caluroso. No me di cuenta cuando mi hermana me había llevado contra la pared, pero estaba acorralada entre la pared y sus brazos.
—Lo siento Gise... pero no pude controlarme por más tiempo... yo solo... Ahhhg~
La interrumpí con mi mano. Cuando mire de reojo hacia abajo y note que tenía su falda levantada, mi cuerpo no dudo en tomar su miembro demoniaco y comenzar a frotarlo con mi mano. La estuve manoseando por un momento mientras ese miembro crecía más entre mis manos.
Así como Yuki tenía su parte favorita de mi cuerpo, Sumi también tenía su fetiche.
Mi hermana no tardó mucho en dejar salir sus partes de succubo, y su cola puntiaguda se dirigió a mis pechos. La cola se metió entre el espacio de los botones y la tela, y comenzó a jalar lentamente hacia fuera.
—Por favor... no rompas el uniforme. Mamá se enojará mucho si se entera... —le advertirá mientras veía su cola de succubo moverse hacia fuera.
Ella me respondió con una sonrisa traviesa y acerco sus manos a mi camisa. Poco a poco fue desabotonando mi uniforme mientras su cola se movía ansiosa de lado a lado detrás de ella. Cuando termino de desabotonar toda mi camisa, mis pechos quedaron libres, solamente cubiertos por mi sostén, y la cola demoniaca de mi hermana entro en acción. Rápidamente tomo uno de mis pechos y se envolvió con fuerza sobre esta.
—Aahhhgg...~ —solté un gemido ante la fuerte presión que ejerció la cola de Sumi entre mi pecho.
—Nee-chan... tienes unos pechos tan grandes... —menciono Sumi con tono excitado.
—N-no son tan grandes como cree-... aahhhg!~ —no pude terminar la frase.
Mi hermana me interrumpió hundiendo su rostro sobre mis pechos. La verdad era que si eran de buen tamaño, un regalo de los genes de mi madre, pero mis hermanas las tenían casi del mismo tamaño. Aun así Sumi hundió su rostro entre mis pechos y comenzó a besarlos por encima del sostén, donde estaban descubiertos. Ella no tardo mucho en agarrar mi sostén y bajarlo de un tirón para dejar mis pechos desnudos frente a ella. Tanto su boca como su cola no tardaron demasiado en tomar ventaja de la situación.
—Aahhh...~ Onee-chan~ No tan... Mmmhhh~ —jadeaba cada vez más sin poder controlarme.
Los labios de mi hermana atraparon uno de mis pezones y ella comenzó a lamerlo y chuparlo con fuerza. Mientras que su cola atendía mi otro pecho, apretándolo con fuerza y frotando la punta contra mi pezón. El placer fue tan alto y la lujuria era tan grande que aproveche que mi hermana se había acercado más a mí y, con mi mano, lleve su miembro contra mi intimidad.
Ese grueso y erecto miembro de succubo se frotaba contra mi intimidad por encima de mi ropa interior y mi falda. Mis caderas reaccionaron ansiosas y también se movieron levemente, causando que su futa se frotara más rápido sobre mi falda.
El placer que sentía en este momento era tan fuerte, mi hermana seguía estimulando mis pechos sin parar y yo sentía tanta lujuria y pasión que no pude aguantar más y le suplique a mi Sumi que me la metiera en este mismo instante.
—Sumi-nee... por favor... quiero tenerla dentro. No aguanto más... metémela rápido dentro de mí...
Mi hermana levantó su mirada sobre mis pechos y me dedico una sonrisa traviesa. Luego de eso ella tomó mi mano y me llevo a una cama cercana, fue entonces cuando caí en cuenta de que estábamos en la enfermería de la escuela. Cuando llegamos a la cama me acomode y, luego de quitarme ropa interior dejándome la falda puesta, me recoste boca arriba. Separando mis piernas para mi hermana y levantando mi falda. Sumi también se subió a la cama y acerco su miembro hacia mi vagina. Sujetándome de la cintura comenzó a introducirla poco a poco hasta que por fin la tuve completamente en mi interior.
—Aahhggg!~ esta... está dentro... —exprese con tono lujurioso.
La única respuesta que obtuve de mi hermana fue una sonrisa traviesa. De inmediato ella comenzó a moverse y a penetrarme con su miembro, sacándolo y metiéndolo en mi vagina cada vez con más intensidad.
Mis gemidos comenzaron a intensificarse mientras mi hermana me follaba con su miembro de succubo. Mis caderas respondían moviéndose de adelante a atrás para intensificar las penetraciones que Sumi me estaba dando.
—Aahhhggg~ Onee-chan~ Asii...~ Mmmhhgg~ se siente tan rico...~
—Aahhh...~ Gise-nee... tu vagina esta apretándome con fuerza...~ Mmmgghh~ Se siente muy bien... Aaahhh!~
Las dos gemíamos de placer mientras nos movíamos juntas. Ninguna de las dos se había quitado por completo el uniforme escolar, lo cual hacia la experiencia más lujuriosa y placentera para ambas. Mi camisa colgaba entre mis brazos mientras mis pechos descubiertos se movían de arriba a abajo, cada vez más rápido debido al sexo que estábamos teniendo.
Fue entonces cuando la cola de mi hermana entro en acción y esta vez se envolvió en ambos pechos con fuerza. Los rodeo de una manera que fuera fácil apretarlos y, para terminar, acomodo el extremo de su cola entre mis pechos para así apretarlos y comenzar a frotarse contra mis senos. Como si fuerza un miembro y lo estuviera masturbando con mis pechos.
El ambiente se volvió más caliente y lujurioso, y ese olor característico se volvió más intenso mientras nosotras seguíamos follando y gimiendo sin parar. La cama comenzo a rechinar cada vez más, y mi hermana llevo una de sus manos detrás mío. La apoyo sobre mi espalda descubierta, debajo de mi camisa, y me acerco de tal manera que pudiéramos estar más comodas y sincronizar mejor nuestras caderas y así poder sentir más de este sexo intenso que estábamos teniendo.
—Aaahhhggg~ Onee-chan~ Mass~ maass~ me encanta como me coges, pero quiero sentir más de ti..~ —gemía suplicándole más a Sumi
—Gise-nee...~ Mmmhhggg~ siento que voy a...
—Nooo!... Mmmhhgg~ por favor... no te corras... Aahhhgg~ Necesito más de ti... quiero que me sigas follando como... AAAHHGGG~ SIII!~~
Mi hermana comenzo a penetrarme con mucha más fuerza e intensidad. Su miembro se había agrandado más en mi interior y lo sentía palpitar con fuerza dentro mío. Arquee mi espalda con de inmediato debido a tanto placer que sentía, y ambas gemíamos de tal manera que seguro alguien nos habría escuchado si no estuvieran todos en sus clases.
Mi hermana me dio su última embestida y de golpe comenzo a correrse en mi interior. Clave mis uñas sobre las sabanas mientras sentía ese caliente líquido llenarme por dentro. Unos segundos después mi hermana se separó de mí, jadeando y sacando su miembro de mi vagina al momento que se notaba un brillo en esa zona. Empezando a desaparecer poco a poco, así también como sus otras partes de succubo.
—Noo... Onee-chan... tienes que seguir cogiéndome... yo quiero más de ti... por favor... —le suplicaba a mi hermana mientras esta se apartaba respirando agitada.
Apoye mis manos en sus hombros y me acerque a ella para besar su cuello con pasión y lujuria, intentando sacar otra vez sus partes de succubo para que volviera a perder el control. Tome las manos de Sumi y las puse sobre mis pechos para que me manoseara y así lograr que ella perdiera el control.
—Mmmhh...~ Gise-nee...~ se siente muy bien, pero no puedo... no podemos seguir. Lo siento...
Mi hermana se apartó de mí y me dejo sentada en la cama.
—Podemos seguir en casa, junto a Yuki si quieres...~ —me ofreció al momento de separarse de mí.
Ella me guiño un ojo y se acomodó su falda antes de salir de la habitación. Sumi había entrado como una succubo hambrienta y se había ido con su forma humana sin dejar rastro alguno de lo que había pasado. Yo en cambio quede sola, aun excitada y con los pechos descubiertos sobre aquella cama de la enfermería.
—Onee-chan... porque...
Mi cuerpo seguía estando excitado, el ambiente continuaba sintiéndose caliente y es olor... ese dulce olor... Mi mano derecha fue sobre mi intimidad y mi mano izquierda tomo uno de mis pechos y comenzo a presionarlo con intensidad. No demore mucho en meterme 4 dedos dentro de mi vagina y masturbarme pensando en mis hermanas.
—Ahhhgg..~ Sumi-nee~ Yuki-nee~ Mmhhggg~ —gemía cada vez más fuerte.
Mis dedos entraban y salían de mi vagina con mucha rapidez, aquella última frase de mi hermana se quedó en mi mente. Y con lo excitada que estaba mi cabeza comenzo a jugar con ese pensamiento, recordando las noches que pasaba con las gemelas succubo en nuestra habitación.
—Aaahhggg!!~ Sumi~ Mmmgghhh~ Yuki~ AHHHGGG!~
No tarde mucho en llegar a mi orgasmo, varias gotas de mis fluidos cayeron sobre las sabanas y mientras respiraba de forma agitada mi mente volví a entrar en razón. Aquel olor ya no estaba y el ambiente se sintió normal otra vez. Ya era el segundo orgasmo en el día que tenía en la escuela. Me avergoncé mientras miraba mi mano y mis dedos mojados frente a mí.
De pronto sonó la campana de fin de clases y, sorprendida totalmente, me bajé de la cama para comenzar a arreglarme lo más rápido que podía. Me acomode el sostén y me abotone mi camisa con temor a que alguien me encontrara en esta situación. Cuando finalmente estuve lista salí de la enfermería, evitando a mis compañeros para ahorrarme la vergüenza, y las falsas excusas que les daría por ausentarme a la última clase del día.
Camine hasta la salida de la escuela y, con paso apurado, me dirigí a casa rápidamente antes de que alguien me reconociera.