Después de arduo trabajo, una hermosa cafetería fue construida. —¡Lo logramos!— Sieg saltó de la emoción.
—Lo último que falta es el letrero, si me dicen el nombre, entonces lo haré enseguida— Dió vuelta al dremel de su mano el pelirrojo alpha.
—Mhm... Cierto, no hemos pensado en ello todavía—
—¿Cafetería El Sol?—
—¿Escencia de lluvia?—
—¿Tu amour?—
—¿Por qué una cafetería necesita nombre?— Cuestionó Jake.
—¡El nombre es importante! ¡Gracias a él los clientes recordarán el lugar!— Criticó Sieg.
—Es cierto, por eso tiene que ser algo lindo y corto— Aportó Fred.
—¿Qué tal... Tu Perfume?— Dije.
—Es fácil de recordar— Confirmó Kenny.
—¡Y es sexy!— Se emocionó el pelirrojo. —Tienes que escribirlo, hermano— Casimiro asintió y empezó a esculpir las letras en la madera. Fred y Kenny colocaron el letrero una vez terminado.
—¡Y listo!—
—Gracias, chicos, no hubieramos terminado sin ustedes. Hasta me ayudaron a entregar los panfletos. Espero vengan aquí seguido, les daré una taza de café gratis— Ellos celebraron.
Tenía que regresar a la mansión para arreglar algunas cosas con mi papá. Más que nada solo quería hablar, por primera vez, y era para decirle adiós. —¿Quieres que te acompañe?—
—Estaré bien por mí mismo, además es algo entre mi papá y yo— Kenny se quedaría a esperar dentro del auto.
Abrí la puerta, el espacio estaba en silencio, ni siquiera a los empleados se les oía. Subí las escaleras, entré a la oficina de papá, a la de Cyer, a mi estudio. Abrí todas las puertas de par en par sin señales de mi padre. ¿Se habrá ido? Imposible, hubiera dicho algo, además debe estar afectado por lo que sucedió cuando el papá de Kenny vino. Eso quiere decir, que solo queda un lugar. Salí al jardín, caminé hasta ver la casa de mamá. La puerta estaba abierta, en la silla del comedor estaba él. Y en sus manos la vieja chaqueta de mamá.
—¿Vienes a regañarme? Adelante, me lo merezco. Cyer ya me gritó antes de irse furioso de la casa. Y de paso eché a Franchesco, se le ocurrió hacer una buena estupidez, así que lo castigué. Tendrá que arreglarse solo desde ahora— Me senté en la otra silla. —Los dejé viviendo en esta casa, porque no hubiera sido cómodo que vieran durante el día las miradas de los demás alphas. Todos los Rosset son alphas, tú eres una excepción. Aun así, eres del tipo dominante. Tal vez naciste omega porque Elliot no era un Rosset.— Se recargó sobre la chaqueta. —Es una fea y desgastada chaqueta, ni siquiera es de marca, se la compró su abuelo en la calle— Hundió su cara sobre ella y lo vi llorar. Jamás había visto este lado de papá antes. Un lado tan humano, que hacía sentir compasión. Tomé el hombro de mi padre. Se asombró ante mi movimiento. Hace 15 años que ni siquiera nos abrazamos. —Eli...— No sé si me llamó a mí o a mi mamá fallecido, pero me abrazó desbordando en lágrimas, al igual que yo. —Perdón— Una palabra que jamás hubiera escuchado de él. Pareciera que me vuelvo sordo. ¿Esto realmente está pasando? Nunca imaginé reconciliarme con papá o mucho menos.
—No puedo hacerlo, no puedo perdonarte por lo que hiciste, pero puede que algún día lo haga, si es que en realidad quieres cambiar ese resultado— Me levanté. No odiaba a mi padre, a pesar de que muchas veces creí hacerlo. Sin embargo, la confianza no es tan fácil de volver a entrelazarla.
—Puede que ahora sea muy tarde, pero trataré de hacer que te sientas orgulloso de ser tu padre... Y que Elli desde dónde sea que esté, lo esté también. Pero, estoy seguro, que de todos, tú eres el que más lo enorgullece.— Sonrió sincero.
—¿Papá, por qué te enamoraste de mamá? El padre de Kenny me dijo que dejaste a tu esposa por él—
—Ese Dani... Siempre contando cosas innecesarias. Es cierto, dejaría a cualquier persona por Elli. Simplemente cuando nos veíamos ocurría una magia inexplicable. Nuestras escencias se atraían tanto, hasta llegar a ser sofocante. Era imposible no habernos enamorado... Incluso después de que se fuera, volvimos a encontrarnos. Como si hubiese sido el destino.— Respondió. —Nuestro reencuentro fue una casualidad llena de intensión... Justo al lado de mi ventana, siendo más hermoso que el propio paisaje, en un día de primavera, me reencontré con el amor de mi vida—
—¿Elli?—
—¿No has visto un gato...?—
—¿Un gato? ¿Te ayudo a encontrarlo?— Por un bendito gato fuimos capaces de volver a hablar.
—¡Lo encontré!— Me mostró el escurridizo pequeño. —Una niña dijo que su gato perdido había entrado aquí... ¡Achú!— Se colocó la mascarilla. —¡Estás lleno de polen!— Increpó al gato.
—¡Ahaja! ¿Eres alérgico al polen?—
—No, solo a la primavera—
—Elli era estupendo, siempre sonreía, se divertía con las cosas más simples y me enseñó el valor de muchas cosas, que alguien como yo no sabía. Vi cosas inimaginables cuando andaba con él. Me enseñó el verdadero sufrimiento de las personas. Él vivía en un barrio muy pobre. Para alguien como yo, que nació con todo a la mano, nunca pensé en lo que vivían los demás. Nunca supe el significado del esfuerzo. Para mí, Elliot fue un mundo... No, un universo completamente desconocido para mí. Incluso, las peleas del boxeo eran nada, al lado de las peleas callejeras en las que se metía Elliot, y jamás perdió alguna...— Nuevamente observó la chaqueta. -Él era fuerte... Mucho más fuerte que cualquier alpha que conocí... También era bellísimo. El ser más hermoso que he visto... Por eso le pedí, que se quedara conmigo, en la mansión por el resto de su vida_
—¿No podrías quedarte aquí conmigo?—
—Al principio se mostró reacio, todavía tenía que ayudar a la gente de su barrio, así que le di una mano... Y finalmente pudimos casarnos, soportando las críticas de que la persona que fuera la cabeza de la familia se casara con Elliot. Ya les repudiaba el hecho de que fuera omega, pero les molestaba más que no fuera de alta clase, que hubiera crecido en los barrios pobres. Pero, para mí Elliot era mucho mejor que toda mi familia. Comprendía mis sentimientos y cuidó de Cyer y Franchesco mejor que sus propias madres. Él no me alejó por ningún motivo...— Apoyó su cara sobre sus manos. —Pero, cometí un error...—
—Mañana será tu última competencia. ¿Verdad? ¿En serio dejarás el boxeo?—
—Sí... ¡Cof, cof!— Tosió.
—¿Estás enfermo?—
—¡No, solo una leve molestia de garganta!—
—Debí haber insistido... Debí haberme preocupado más... Nadie más que yo tiene la culpa... Culpé a Franchesca porque estaba a cargo del entrenamiento. Pero, nadie se dió cuenta que estaba enfermo, que se encontraba cansado. Porque Elli era así, nunca decía sus debilidades... A pesar de que yo era su alpha, no pude darme cuenta— Las lágrimas escurrían a través de sus dedos.
—Pero, él quiso hacerlo— Hablé mirando las fotografías. —Murió haciendo lo que más le apasionaba... ¿Por eso no querías que me involucrara con el deporte?—
—Sé que no fueron los mejores métodos... Yo solo quería que estuvieras a salvo, eres el hijo de Elli... A medida que fuiste creciendo, me daba cuenta más y más del parecido, se parecían tanto que me daba miedo que terminarás del mismo modo... Era más fácil que vivieras como cualquier omega de clase élite. Pero, los genes son realmente fuertes, no te detuviste por ti mismo... Tuve que llegar a amenazarte... Porque si es por el bien de los demás, serías capaz de sacrificarte mil veces, al igual que Elli. Por eso me rechazó dos veces, el estar conmigo significaba su propio beneficio y no aceptó casarce conmigo hasta que completó las metas que tenía con los demás— Terminó de decir.
—Bueno, lo lograste... No voy a terminar como mi mamá, ya que robaste mis sueños, pero igualmente pude conseguir otro sueño. Pasa por la cafetería "Tu perfume" alguna vez.— Le dejé un folleto sobre la mesa.
En un bolso vacío que traía, eché todas las cosas de mi armario. Desde los trofeos, hasta los diplomas. Abrí los cajones que quedaban. Creo que aún no arreglo las cosas con Julen, tal vez debería hablar con él. Creo que ha pasado un año desde que no lo he visto. Bueno, han pasado muchas cosas... Visité Canadá, construí una cafetería al frente de la plaza en la que conocí a Kenny. Y vine aquí a hablar con mi papá. Cancelamos la boda luego de que la madre de Kenny se divorció de mi papá.
Marqué el número de Julen.
—Tú nunca llamas. ¿Debería sentirme horando?— Su tono fue de molestia.
—Quería saber cómo estabas—
—¡Por su puesto que estoy bien! ¿Por qué te estás preocupando por mí?—
—Después de todo eras una de las personas más importantes de mi vida. Abrí una cafetería, deberías venir alguna vez—
—¿Eso significa que ya no serás mi patrocinador?—
—Al principio iba a darle el trabajo a alguien más, pero no hay nadie y ya solucioné las cosas con mi familia, así que no te preocupes, seguiré siendo tu patrocinador— Él respiró aliviado.
—Entonces, nos veremos. Lamento haber irrumpido en tu vida de esta forma...—
—Está bien, el anillo que te iba a dar, no sé si lo tiraste al mar, pero si aún lo tienes, dáselo a alguien a quien ames—.
—Si esa persona existe lo haré. Gracias por todo Eli— Dijo antes de colgar la llamada.
—Adiós Julen—. Con esto mis hombros se ven liberados.
Caminé a la entrada. Observando las fotografías colgadas, y pensé en mis arrepentimientos. Específicamente, de aquel pasado en el que caminaba solo, con mis zapatillas, para cuando necesitaba correr muy lejos. Del tiempo en que le daba la espalda a todos, incluso a los que más amaba, rindiendome fácilmente. Sin embargo, ya no existe aquel arrepentimiento. Estoy feliz de como salieron las cosas. Estoy feliz de que Leo haya vuelto, y de haberme enamorado de él. Estoy feliz de haber perdonado. Estoy feliz de ser quien soy ahora. Porque sé, que siempre habrá alguien aguardando por mí.
—¿Salió bien?—
—Sí— Le sonreí subiendo al auto.
—Volvamos a casa— Por fin, tenía a un lugar al cual volver. Un refugio del cual no necesitaba escapar. Un hogar cálido y seguro para mí, lleno de risas.
La cafetería Tu Perfume estaba abierta para todo el público. Ahí podías encontrar desde personas tomando un descanso después del trabajo. Hasta un viejo grupo de amigos. —¿Qué van a pedir?— Le pregunté a mi papá, que estaba compartiendo mesa con los padres de Kenny y Fred.
—Todavía no me creo que hayas salido con mi hijo— Se reía la mujer alpha.
—¿En serio? Aunque no lo crea, Fred es muy popular, es guapo y más inteligente que todos los betas— Me moví luego de escribir los pedidos.
—¿¡Entonces, por qué sigue soltero!?— Su mesa era la más bulliciosa.
—Creo que con ustedes, no necesito preguntar— Dije al ver en la barra a mis amigos.
—¡Lo mismo de siempre!— Anunciaron.
—Eli, la primera orden está lista— Me comentó Kenny, por lo que me llevé la bandeja. Cada día estaba más lleno, por lo que corría por todas partes. Y Al final del día terminábamos hechos papilla.
—Tal vez, deberíamos contratar personal—
—Sí, además ya tenemos suficiente dinero, pondré un anuncio— Abrí mi computadora, miré que el día de hoy estaba en rojo en mi calendario. Hoy tengo que tomarme mi supresor. El celo de Kenny también será pronto. Tal vez no haya necesidad de ponerlo ahora. Coloqué un anuncio en la página web de la cafetería. Y empecé a googlear sobre los embarazos omegas. Debería ir a comprar algún libro relacionado.
—¿Eli, quieres café?— Cerré el computador de golpe. —¿Qué pasa? ¿Te salió feo el anuncio?— Me dejó el café sobre el escritorio.
—No, ya lo publiqué en la página web. Hey, Kenny... ¿Qué piensas sobre agrandar la familia?— Dije nervioso.
—¿Agrandar la familia...?— En unos segundos se puso rojo. —Creí que no querías tener hijos—
—Bueno, lo he estado pensando—
—Ahora que vas a cumplir 22 creo que estaría bien, si tú estás de acuerdo. En verdad, la decisión depende más de tí que de mí— Dije. —Creo que aún podré hasta los 35...— Me besó bruscamente.
—¿Quieres comenzar ahora?— Mis mejillas se calentaron. Su escencia me llenó hasta desearlo.
—Sí, tómame ahora— Lo besé.
Sujetó hábilmente mi nuca y cintura. Nuestros corazones se sincronizaron, al igual que nuestras escencias.
—Tu escencia es tan sabrosa...— Besó mi cuello.
—¿En serio? ¿A qué huele?—.
—Es dulce, como la miel— Me tomó, sentándose sobre la cama. —¿Prefieres un alpha o un omega?—
—¿Acaso puedes decirle a tu semen que produzca un omega o un alpha a pedido?— Reí. —El hecho de tener a alguien que me llame "mamá", me hará feliz—
—Me pone contento también... Por eso, creo que ahora es el momento perfecto para pedirte esto...— Del cajón sacó una cajita. -¿Te casarías conmigo? Esta vez nadie dirigirá nuestra boda e invitaremos a pocas personas—
—Por supuesto que sí— Sonreí tanto que quería derramar algunas lágrimas. —Te amo—
—Yo también te amo— Deslizó el anillo en mi dedo.
—Te amaré por el resto de nuestros días, incluso más allá de la eternidad. Estoy seguro que nos podremos volver a encontrar, incluso si somos fantasmas— Sonrió ampliamente.
Nos besamos, y comencé a desvestirme, a la vez que jugueteabamos. Reíamos cuando él me hacía cosquillas en el estómago o cuello.
Él se sacó la polera y abrió su cierre. Primero, empezó a expandir mi entrada. —Mhm... Ah, tus dedos se sienten bien— Lo abrazaba, mientras exploraba con cuatro dedos mi interior.
—Creo que ahora está bien— Lentamente posicionó su miembro dentro de mi agujero.
—¡Ah, ah!— Es tan grande, me pregunto si algún día me acostumbraré.
—¡Uhg... No me aprietes tanto!—
—Ah~ pero, ah... Es tan grande— Me penetró hasta al fondo. —AH~♡— Se movilizó con calma. —Kenny...— Jadeé.
—Mañana solo abriremos por la tarde... ¿Podemos tener más de una ronda?—
—Sí~- Sus cejas pronunciadas, junto a su expresión bestial me volvían loco. —Ah, ah, tan profundo...— Terminamos haciéndolo tres veces. Gracias a eso, al día siguiente, me olvidé de como funcionaban mis piernas. Kenny se quedó abrazándome por toda la mañana. —En serio, no tienes ningún control... Mi pobre trasero—
—Lo siento— No se veía nada arrepentido.
—Luego de cerrar la tienda, ve a comprar un montón de test de embarazo— Ordené.
—Ya, eheje—
—Aunque es más probable que durante nuestro celo quede embarazado—
—Me vine tres veces anoche— Dijo.
—En realidad dos, ya que la segunda te viniste fuera. No sé si sea suficiente, puede que el inhibidor todavía esté haciendo efecto—.
—Entonces, a fin de mes— Se levantó. —Descansa, iré a abrir la cafetería— Cerró la puerta e inmediatamente caí en un profundo sueño.
Un estruendo me sobresaltó. Había caído un rayo. —¿Cuánto dormí?— El trueno volvió a escucharse. Caminé lentamente hasta la tienda, ya era de noche. Kenny estaba en una esquina asustado. —Ven aquí, Kenny— Él corrió abrazarme. —Son solo truenos. Bellas luces que resuenan sobre nuestras cabezas. No te preocupes, por más fuertes que sean los relámpagos no llegarán hasta nosotros—Él asintió. —¿Qué harás los días de tormenta cuando estés delante de nuestros hijos?— Pregunté. —Bueno, no importa, yo los protegeré a todos— Sonreí.
—Estoy soportandolo mejor— Se calmó y ambos nos levantamos.
—¿Te imaginas que nuestros hijos le teman a los rayos también?— Moví las sillas desordenadas.
—Quién sabe— Cerró la ventana y observó el cielo tormentoso. —Siempre hay algo sorprendente esperando por nosotros—
Pasaron los meses y Kenny y yo nos casamos. Como planeamos, fue una boda pequeña, invitamos a mi familia más que nada, Kenny solo invitó a su padre. Yo invité a mi grupo de amigos, a mi papá, a las madres de Fred y a mis hermanos, a mi tía y a sus dos hijos Jack y Mikaela. No fue nada extravagante, pero nos divertimos tonteando, hasta nos tiramos el pastel de bodas.
—¡Bien, es hora de tirar el champán!— Casim agitó las botellas y nos rocío de alcohol a todos.
—¡Ahaja, qué idiota!—
—¿Dejaste algo?— Miró el contenido Jake, quién trajo copas para todos.
—¡Oh, yo no beberé!— Le pasé el vaso a mi esposo.
—Qué inusual... En las bodas siempre bebes— Dijo Fred.
—Tendré que romper el estereotipo, porque estoy embarazado— El corcho de la tercera botella salió disparado con la noticia.
—¿¡Qué!?— Se amontonaron los tres.
—¿¡Desde cuándo!?—
—¿Alpha u omega?—
—No lo presionen así— Los alejó Kenny. —Tiene dos meses, así que no estamos seguros, pero no importa su género—
—Si fuera un omega, podría comprarle trajes lindos— Decía Sieg. —¡Tenemos que hacer un baby shower!— Se emocionó. —¿Podemos, podemos?— Saltó a mi alrededor.
—Claro, te lo dejaré a tí—
—¡Hurra! ¡Y muchas felicidades, Eli!— Me abrazó. —¿Cuando nazca podrá llamarme tía?— Yo asentí y el omega volvió a correr en círculos.
Sieg organizó un baby shower solo con invitados omegas, hasta invitó a Julen, quien me dió un peluche para el bebé. —¡Felicidades, Eli! Espero sea tan hermoso como tú y no como tu apestoso esposo— Soltó su lengua.
—Ahaja, cierto, a tí te gustan las escencias dulces. Es difícil encontrar ese perfume en un alpha— Reconocí.
—Sí, pero aún puedo sentir tu escencia, aunque está mezclada con la de ese cretino— hizo una mueca de desagrado.
Sieg me trajo un montón de regalos, trajes femeninos y masculinos. —Esto es demasiado, Sieg— Veía su montaña de regalos. Compró hasta un set de trenes. —¿Tú escogiste esto?—
—El set de trenes es parte de Jake—
—Lo suponía— Reí.
Después de la pequeña fiesta, los demás también me dieron regalos para el bebé. Fred compró juguetes didácticos, rompecabezas y legos. Casimiro me envió desde Estados Unidos libros coloridos hechos de tela. Mi padre compró una cuna, y mi suegro sillitas pequeñas y muñecas. De pronto la recámara de mi bebé estaba llena y aún ni salía de mi panzota.
—Debería comprar un mueble para que guarde sus juguetes. ¿Te parece uno con cajones?— Me mostró algunas cosas en línea. —Me gusta este en forma de escalera, los bordes son suaves y no se apretará los dedos en los cajones— Me explicó.
—Es perfecto— Kenny empezó a adornar la habitación con todo lo que nos dieron, hasta había un espanta cuco. La pieza se veía muy adorable, me daba un buen sentimiento. Todo ha cambiado tanto, me siento ansioso. Pero, sé que todo estará bien.
Le tomé la mano a Kenny. —¿Quieres cerrar conmigo la tienda?— Me sonrió y caminamos hasta allá. A través de un pasillo que se va llenando de fotografías a medida creamos recuerdos.
Fin
¿Se la creyeron? Bueno, este es el final de la historia de la pareja principal, pero aún nos queda saber muchas cosas... Así que les dejó...
En el siguiente capítulo...
Alguien entró raudamente a la tienda. —¿¡Sieg, qué pasó!?—
—¡Eli, Eli!— Se me puso a llorar encima.
—Tranquilo, ¿Qué sucede?— Lo hice verme a la cara.
—¡Es Jake! ¡Él...! ¡Él me dió el divorcio y se irá del país!— Se sujetó a mi ropa. Intercambié miradas con Kenny. —¡Y me echó! Me dijo que me fuera, porque vendió el departamento— No contuvo su llanto.
—¿¡Qué hizo qué!?—.