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71.64% The Legend Of Zelda Ocarina of Time / Chapter 48: Una Vieja Amiga

Chapitre 48: Una Vieja Amiga

Link salió del Bosque Kokiri hacia la Llanura de Hyrule y ya se dirigía a la Ciudadela de Hyrule cuando vio el Rancho Lon Lon y se acordó de Talon y se preguntó si ya habría regresado al rancho, de modo que fue hacia allí. Había algunas nubes que amenazaban tormenta, pero no le importó mucho. Al principio todo estaba normal; decidió entrar en el establo y ahí se encontró a una joven muy hermosa. No cabía duda de que debía de ser Malon. Ella, al verlo, dijo:

—¡Vaya, un visitante! Hacía mucho que no venía nadie por aquí... ¿De dónde eres? —Link ya le iba contestar cuando Malon continuó —Desde la llegada de Ganondorf, se ha marchado mucha gente de la ciudadela. Algunos lugares se han echado a perder y hay monstruos por todas partes. El señor Ingo está usando el rancho para ganarse el favor de Ganondorf... Es como si todo el mundo se hubiera vuelto malvado. Y mi papá... El señor Ingo le obligó a irse del rancho. Si no obedezco al señor Ingo, maltratará a los caballos... No tengo elección... Por lo menos, me gustaría poder cantarles su canción favorita.

A Link le pareció increíble que Malon no lo reconociera, pero no se lo reprochó, porque él al principio tampoco se imaginó que fuera Malon. Ella siguió dándole de comer a las vacas y Link salió del establo. De modo que no era que Talon se hubiese quedado dormido en aquella casa de Kakariko por accidente, o sea que Ingo, el empleado que Link conoció de niño, ahora era el propietario del rancho y trataba mal a Malon. Eso no lo podía permitir. Fue hacia el corral de los caballos y en la entrada vio a Ingo. Estaba igual que siempre, aunque su ropa si cambiaba mucho. Según él se vestía elegante. Link se acercó e Ingo y este le dijo:

—He oído que en Kakariko dicen algunos que Talon se fue del rancho por mi culpa... ¡Eso es ridículo! ¡Talon era un vago! ¡Yo, el entregado Ingo, he dedicado mucho esfuerzo a este lugar! ¡No pienso tolerar que unos forasteros digan falsedades sobre mí! El gran Ganondorf supo reconocer mi talento y me puso al mando, ¡eso es todo! —Link lo oía hablar, pero no le creía ni pizca de lo que decía, pero no lo interrumpió —¡Voy a criar un caballo ganador para que el gran Ganondorf sepa lo mucho que valgo! Y bien muchacho. ¿Quieres montar uno de mis mejores caballos? Si me das 10 rupias, te dejo montar uno de los caballos.

Link quería proporcionarle un golpe en la cara, pero se contuvo y aceptó, pues tenía una gran idea. Los dos se metieron al corral y Link enseguida buscó a la yegua Epona. No sabía si su amiga habría crecido como él, pero quería verla por lo menos. Por fin la halló y en efecto era más grande, pero la yegua salió galopando fuera de su alcance. Link se entristeció un poco, pero entonces tocó la Canción de Epona y ésta, al oír la canción, relinchó y corrió hasta Link. Éste, sin temor, la montó y se dirigió a Ingo, pero éste no le hizo mucho caso. Había unas vallas en el corral y Link decidió saltarlas con Epona. Al cabo de un rato, Ingo lo llamó para salir.

Aunque hubiera salido, Link volvió a pagar 10 rupias para entrar. Volvió a montar a Epona y ahora Ingo lo retó a una carrera puesto que "se estaba acostumbrando" y le apostó 50 rupias. Link aceptó el reto y la carrera comenzó alrededor del corral de la cual salió Link vencedor. Ingo se empezó a sacudir la cabeza y diciendo:

—¡Noooooooo! Sólo espero que el gran Ganondorf no se entere de ésta humillación. Oye, ¿quieres correr otra vez? Si ganas... ¡te podrás quedar con el caballo! —Link aceptó y empezaron de nuevo la carrera y de nuevo volvió a ganar Link. Ingo estaba tan histérico que se dirigió a la puerta entre la casa y el establo diciendo —¡¿Qué pasa con este caballo?! ¿Es Epona? ¿Cómo has logrado domar a una yegua tan salvaje delante de mis ojos? Iba a llevársela al gran Ganondorf, ¡pero la aposté en la carrera y perdí! ¡No puedo creerlo! —entonces se rió y continuó —Como te prometí, la yegua es tuya. Sin embargo... ��No permitiré que salgas del rancho! —y cerró la puerta.

Pero Link por eso practicó equitación con Epona, porque sabía que haciéndolo, podría hacerla saltar fuera del rancho, de modo que se dirigió al otro extremo del rancho y saltó hacia la Llanura y Epona y él salieron victoriosos del rancho. Link decidió ir a Kakariko, (aunque Epona no podía subir las escaleras para llegar), y despertar a Talon, si es que seguía dormido y así era, aunque tuvo que usar una gallina que una aldeana le dio mientras buscaba algo con qué despertarlo. Talon, modorro, dijo:

—¡¿Qué diantres?! ¿Será posible? ¡Ya ni se puede dormir! —las mismas palabras que le dijo cuando era niño. Link le explicó todo lo que había pasado y Talon dijo, algo emocionado —¿Has ayudado a Malon? ¡Gracias! Ya puedo volver al rancho. ¡Hurra!

Link quiso irse de una vez con él, pero necesitaba comprar algunas cosas en las tiendas, de modo que Talon se fue al rancho mientras Link compraba y cuando éste hubo terminado de comprar fue hacia donde dejó a Epona y fue con ella de nuevo al rancho. Se dirigió al establo a ver si veía a Malon, pero en su lugar vio a Talon que le dijo:

—Haré borrón y cuenta nueva. A partir de ahora, me esforzaré mucho más.

A Link le agradó oír aquellas palabras. Fue en dirección al corral para ver si ahí estaba Malon, pero a la mitad del camino, en la entrada entre la casa y el establo, vio a Ingo con sus harapos que tenía cuando lo vio de niño que, con una cara toda colorada y apenada, le dijo:

—Hola, ¿qué tal? Soy Ingo. Me siento muy honrado de poder trabajar aquí.

A Link le pareció muy gracioso y justo lo que le pasó a Ingo. Nunca le deseaba mal a nadie, pero se lo merecía. Finalmente, en la entrada del corral de los caballos, Link vio a Malon cantando la Canción de Epona, la cual relinchó de felicidad al verla y oírla. Llegó montado en ella y Malon le dijo:

—Muchas gracias por lo del otro día... Ni siquiera te pregunté tu nombre... —Link se sonrojó y pronunció su nombre. Malon se sorprendió —¿En serio? ¡Link! ¡Me lo imaginé! ¡Eres el chico del hada! ¡El del bosque! ¡Cuánto tiempo ha pasado! ¡Estaba segura de que eras tú porque Epona se acordaba de ti! Y cuando cantaste su canción... En fin... Tengo que contarte algo del Sr. Ingo... Él temía que el Rey Malvado descubriera que se habían llevado a Epona... ¡Estaba muy preocupado! ¡Pero de repente volvió a ser una persona agradable y normal! ¡Aunque parezca increíble, el rancho ha vuelto a ser un lugar apacible! ¡Y te lo debemos todo a ti! ¡Gracias, gracias, Link!

Link no sabía cómo expresar su felicidad por ver a Malon cantar y ser feliz. Eran cosas que él hacía por voluntad y que lo hacían sentir realmente bien. Malon continuó cantando mientras él se dirigía al Templo del Tiempo.


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