Mi nombre es… bueno no importa, el día de hoy fui a una de mis tantas citas con el médico.
Esta vez fue diferente, me dieron una noticia que ni me va, ni me viene. Tengo una enfermedad
cerebrovascular. No me pregunten que es o cómo se origina, nunca le preste atención al
médico, solo se una cosa… moriré.
Simplemente moriré, me da igual realmente, nunca tuve un propósito en la vida, alguien a
quien querer, alguien a quien proteger, algo por lo que luchar.
Tal vez gracias a las situaciones de mi pasado perdí las ganas de vivir hace tiempo; Fui
abandonado al nacer por mi familia biológica, quien consideraba mi madre murió cuando tenía
8 años de edad mientras mi "padre" le propinaba una de sus golpizas semanales, mi padre fue
encarcelado y hoy en día no se de él, volví al orfanato donde todos los chicos me odiaban por
haber tenido la "suerte" de tener una familia y en la escuela sufría acoso por haber contado mi
pasado… si, bueno… que ganas de vivir… si se entiende la ironía.
Hoy vivo con otra familia, ellos me adoptaron hace poco, hará cosa de hace un año -por si
tienen curiosidad, tengo 17 años-, hacen su mayor esfuerzo para que me reintegre a la
sociedad, a la escuela y viva feliz, pero ya es muy tarde para eso y más con la noticia que me
dieron.
Mis nuevos padres, al enterarse quedaron en shock, claro, les costó tanto el papeleo y fue
tanto jaleo que ahora están abrumados. Quieren que deje los estudios y nos vayamos de viaje
como familia, solo ven por ellos mismos, que incordio.
Decidí seguir yendo a mis clases, quería terminar como empecé mi ordinaria y tranquila vida,
sentado en un pupitre, sin nadie que me molestara, prestando atención al profesor y de vez en
cuando recordarle la tarea para así molestar a mis compañeros de clase.
Mi primer día de clase después de esa "terrible noticia", Yujuu.
Me senté, abrí mi libro y me puse con el celular (tapado por el libro) a descubrir un poco sobre
los efectos de esta enfermedad… hay cosas que no me hicieron gracia al investigar, como que
puedo tener ceguera, parálisis en el cuerpo o incluso amnesia; ojalá todo fuese tan fácil como quedarme dormido y morir.
En un recreo -por si tienen curiosidad, los recreos simplemente observo a la gente jugar fútbol
o basquetbol. Me intriga saber porque les gusta corretear un balón para meterlo en una
superficie- una chica se me acercó a hablarme, que molestia, pero empezó a hablar y no me
quedó otra más que responder.
"Hola ¿Qué tal?" empezó la chica.
"Bien, estoy bien." De forma cortante respondí.
"¿Sabes quién soy? ¿no?" Ella me preguntó.
"La chica que viene a perturbar mi paz, esa eres tú." Le respondí, pero ella se río.
¿Había dicho algo gracioso? ¿Mi cara le causaba gracia? ¿Se burlaba de mí como todos?
No sé, no me importa, quería que se marchara.
"Mi nombre es Abigail, me siento unos cuantos asientos por delante tuya.
¿Cuál es el tuyo?" Preguntaba.
"Llámame como quieras, mi nombre no me interesa", respondí.
"Me han contado muchas cosas sobre ti y…"
Interrumpí diciendo "Y ahora vienes a molestarme, querrás burlarte de mí procedencia y
decirme 'el sin padres' y toda…"
Pero interrumpió y terminó diciendo "quiero ayudarte".
Me quedé sin palabras, fruncí el ceño, me paré y me fui… no miré atrás para verla.
Volví a casa después de otras tres horas más de clase después del recreo, pero si soy sincero
-que si algo bueno tengo es que sinceridad no me falta… educación al decir las cosas sí, pero
sinceridad no falta- no pude prestar atención a ninguna clase. Aunque me haya enojado con
ella… ¿Abigail se llamaba?, nunca nadie me había dicho esas palabras de esa forma, las había
escuchado de mis padres, pero nunca las sentí sinceras, más bien, eran como un compromiso
porque yo era "su hijo".
Bueno, no tengo porque darle más vueltas, no me volverá a hablar después de como la traté.
Al día siguiente volví a ir a la escuela… pero se me olvidó que no quería ir, tocaba elegir
compañero para el siguiente proyecto.
Estando en clase el profesor dice
"Esta vez la dinámica será la siguiente, el trabajo tendrá que ser mixto y nada de ahhhh…"
y toda la clase en sinfonía "Ahhhh…",
"y las chicas elegirán a su compañero" terminaba de decir el profe.
Se escuchaban murmullos por toda la clase "Yo quería ir contigo bro…" "nada bro, será la
siguiente" "Ojalá pueda ir con él, me gusta mucho."
Pero de repente la clase se calla gracias al ruido que hace alguien con la silla al levantarse "Yo
iré con él."
Era Abigail, y a quien estaba señalando no era otro más que yo.
"Bueno, ¿alguien tiene objeciones?" Preguntaba el profesor. Todos callaban.
"Bien, ya tenemos la primera pareja, vayan diciéndome las siguientes".
Y la mañana siguió.
En el recreo me acerqué a ella, la agarré de la muñeca y la arrastré conmigo alejándola de su
grupo de amigas.
"¿Por qué yo?" Preguntaba seriamente.
"Te dije que te iba a ayudar y eso haré." Me contestaba con una sonrisa en la cara.
Seguido me saco la lengua y me guiño. "Ahora vuelvo".
Se fue al grupo en el que estaba y les dijo "A partir de hoy, en algunos recreos iré con él,
discutiremos acerca de nuestro proyecto de fin de curso", dijo eso y volvió conmigo de
inmediato.
Esta vez fue ella quien agarró de mi muñeca y me llevó a un lugar más apartado.
"Bien, así que a partir de hoy seré tu compañera de proyecto. ¿Cómo te llamas?" Habló
entusiasmada
"Como te había dicho, mi nombre no importa, Abril" respondí.
"Me llamo Abigail, y ¡claro que importa!, pero está bien, si no quieres decírmelo aún, poco a
poco nos iremos conociendo."
El mes fue pasando, Abigail y yo compartíamos muchos recreos para hablar sobre el proyecto,
y cómo no, sobre mí. Al final consiguió que le terminara contando unas cuantas cosas sobre mi
pasado, pero fue, reconfortante, ella me prestaba atención, se interesaba en oírme, quería que
le contará más y en ningún momento se burló, guardo respeto; sentirme de esa forma era
nostálgico para mí, mi difunta madre era la única que siempre escuchaba mis problemas de
forma amable, con sinceridad en sus ojos y una suave sonrisa.
Entre los últimos días del mes hubo un momento que nos dejó marcados a ambos y creo que
no está de más contarlo.
Era ya usual las pláticas en el recreo y claramente, las preguntas para conocerme más, sin
embargo, esta fue una pregunta muy complicada.
"¿Cuáles son tus aspiraciones y metas a futuro?"
"¿Qué o quién te inspira a lograrlas?" preguntó.
Intenté evadir la pregunta haciéndole una contra pregunta.
"¿Por qué no me respondes tu esa pregunta?".
Y sin mayor problema contestó "Hmmm… Bueno, a lo mejor será una tontería, ¿sabes? Pero
quiero ayudar a muchísima gente así que me planteo ayudar humanitariamente, o a lo mejor
ser psicóloga para todo tipo de problemas, o ser profesora para ayudar a que los chicos crezcan
en un gran entorno, o bueno, ese tipo de cosas"
Hace una pequeña pausa y después de volver en sí continua "Y lo que más me inspira es mi
difunto padre, el me ayudó muchísimo a salir adelante antes de que sufriera un accidente
automovilístico y le guardo mucho respeto."
Al oír tales palabras sinceras no pude evitar sincerarme yo también y con un desliz empecé.
"Me pareces increi… o sea me parece increíble, o sea, lo quiero decir es que lo que
respondiste me parece muy increíble y más aún que lo último que me contaste lo hayas dicho
con una sonrisa en tu cara."
Por mucho que quiera a mi difunta madre, nunca habría podido hablar de ella sin ponerme
enfermo o llorar, eso me impresionó.
"Jajaja, que tierno eres, gracias. Pero ahora te toca responder". Respondió con una sonrisa que
me hizo apartar la mirada
Finalmente respondí "No tengo aspiraciones ni metas, no tengo nada en esta vida, no necesito
ser útil, solo soy yo, simplemente eso".
Ella, al oírme, puso una cara que no podría catalogar, no sé si llamarla triste o enojada, o
simplemente, deprimida.
Contestó "¿Por qué? Siendo como eres y lo maravilloso que puedes llegar a ser en esta vida
¿Por qué dices eso?, vivir sin un propósito es como no vivir, que te deparará el futuro si no
sabes dónde ir o donde dirigirte, solo verás negro."
Vivir, vida, futuro… solo oí negras palabras… Me paré y me fui
"¿Adónde vas? ¿Qué dije mal? ¡Enójate si quieres! ¡Sabes que tengo razón!" gritaba ante mis
acciones, pero fue detenida por un profesor ya que estaba causando mucho ruido.
Estando en una clase después del recreo me fijaba que ella no se asomaba a verme como lo
hacía durante este último mes, no la culpo, mi cabeza nublada hizo que me alejara de esos
pensamientos positivos. Intenté prestarle atención al profesor, pero no podía fijar la mirada a la
pizarra, me encontraba extraño, así que intenté leer el libro, pero tampoco pude prestarle
atención.
El profesor me llamó a la pizarra. "Usted" exclamó -Por si tienen curiosidad, yo pedí que no me
llamaran por mi nombre y tampoco les di apodos, así que solo me tratan de usted-, intente
pararme y después de un reposo lo logre, camine hacia la pizarra y de un momento a otro vi
todo negro.
Cuando volví en mí vi que me encontraba en una camilla de la enfermería, parece que me
desmayé y a que no adivinan quien me trajo, así es, Abigail.
"Oh, Ariel. ¿Cómo estás?", pregunté
"Abigail y mejor que tú por lo que parece" responde con una leve sonrisa.
"Ya lo veo ya. Jeje" respondo involuntariamente y con una breve risa.
Después de lo pasado en el recreo y con la situación de ahora, tuve que sincerarme, ella tenía
que entender el porqué de mis acciones.
"Abigail. Tengo que contarte algo."
"Dime" Se calla y me ve concentrada.
"Lo siento por comportarme así en el recreo, hace un mes más o menos tuve una cita con el
médico por unas bajadas de salud que estaba teniendo, después de unos cuantos análisis los
médicos llegaron a la conclusión de que tengo una enfermedad cerebrovascular, si, terminal."
Al oír esto, Abigail no pudo contener las lágrimas, no pudo siquiera mantenerse en pie, cayó
redonda en la silla y lloró. Con la poca energía que tenía me levanté y la abracé.
Parecerá raro, pero me sentí un poco feliz, es la primera persona, incluyéndome, que ha llorado
por mí noticia.
"Soy una estúpida" se decía así misma "Te regañe diciéndote todo eso sin tener idea por lo
que estabas pasando"
La detuve "No, yo fui el estúpido, tienes toda la razón. Uno debe tener metas y propósitos para
seguir con más fuerza avanzando, incluso si uno se encuentra derrotado, si piensa en ello,
aunque sea solo un poco, le ayudará a seguir avanzando." Ella siguió llorando mientras la
abrazaba y eventualmente ambos nos quedamos dormidos.
Al final terminé en casa, los doctores no vieron necesario internarme en el hospital, pero
estaba tan débil que tuve que quedarme en casa por al menos 2 semanas. No podía ocupar el
celular, me prohibieron cualquier cosa que me pueda causar fotosensibilidad, por lo que no
pude contactarme con Abigail.
Pasaron unos cuantos días y conseguí recuperar la movilidad para moverme por la casa. Un día
me desperté, o más bien, me despertaron, mi madre me pedía que bajara, que
desconsiderada, encima que apenas me puedo mover me pide cosas a mí, pero bueno, al no
tener otra cosa que hacer bajé.
Todo estaba oscuro, y me empecé a asustar, no sabía si era visibilidad borrosa o me iba a volver
a desmayar o que estaba pasando. Si, sentí miedo por mi enfermedad por primera vez. Prendí
rápidamente la luz e instantáneamente, al unísono se escuchó "¡Sorpresa!¡Feliz cumpleaños"!
Me tiré al suelo y me quedé anonadado.
Abigail se acercó a mí con una pequeña tarta de tres leches y me dijo en voz baja "Feliz
cumpleaños, ya me he enterado bien de tu situación y déjame decirte algo"
Dejó la tarta enfrente mía y sin miedo a hablar en frente de todos dijo "No importa cuando sea,
si dentro de 1 o 10 años, si habrá dificultades, si tendremos que derramar lágrimas, si tenemos
que viajar hasta el caribe, cruzar el océano en canoa o sobrevolar en un huracán… Te estaré
viendo, ¡Siempre lo haré!, porque… porque… ¡Me gustas! y quiero que vivas y mueras
habiendo vivido lo que es de verdad la vida." Daba un gran respiro para seguir hablando.
"No dejaré que se eche a perder tu vida, si bien el pasado no se puede cambiar, el presente
todavía se puede escribir y así no te arrepientas de vivir, sin haber vivido. Así que ¡Feliz
cumpleaños y que cumplas más y celebremos como si fuera el último!"
A veces parecía que se contradecía, pero sus palabras me llegaron mucho y por primera vez,
me sentí como en casa.
Nunca olvidaré el sabor de aquella tarta…
Semana y media más tarde llegaron las vacaciones de invierno. Y con ellos los planes con
Abigail. Fuimos a muchísimos sitios, me llevó al cine, a ferias, a pasear por la ciudad, al boliche,
me invitó de compras con sus amigas (cosa que descarté en otra ocasión), me presentó a sus
padres (no les caí del todo bien), vino unas cuantas veces a mi casa, pero esta vez, me gustaría
contarles los eventos que más me marcaron, empezando por la pista de hielo.
Como era usual, yo evadía todos los lugares con mucha gente y aburridos a mi punto de vista,
pero estando con Abigail todo tornaba más divertido. Un día fuimos a las pistas de hielo, era un
lugar muy limpio y agradable de ver, podías ver a todas las parejas de enamorados en las pistas,
a familias completas dar vueltas mientras se ríen juntos, estas escenas me hacían preguntar. En
otras circunstancias ¿Ese podría haber sido yo? Nunca había añorado como últimamente el
haber tenido ese amor paternal, poco a poco me voy abriendo más a mis nuevos padres y creo
que ellos también a mí ¿Podré, aunque ya esté algo grande, tener días familiares así?
"¿En qué piensas? Vamos, ¡Que ya podremos entrar!" Abigail entra en escena y me trae de mis
pensamientos.
"Espera, espera, yo nunca he hecho esto, necesito ayuda", le digo con voz temblorosa.
"Tranquilo, voy a ayudarte, tu sostente de mí." La agarré del hombro, me vio extrañada pero no
dijo nada.
Entramos y empezamos muy lentamente, sentía que me iba a caer y usé mi otra mano para
sostenerme del barandal que había alrededor de la pista de patinaje. En una de esas un niño
vino en dirección contraria, rosó conmigo y desbalanceé, rápidamente con una mano me
agarré a la mano de Abigail y con la otra a su brazo.
Abigail me miró y sonrió "Sigamos".
Pasado un rato ella observó que mejore y me soltó, me dijo "Voy a dar una vuelta rápido yo
solita, tu intenta dar una a tu ritmo, solo." Recalcó el solo
"Está bien" Contesté sin rechistar.
Y así fue, ella se marchó a dar una vuelta y yo intente, aunque pronto llegó otra vez ese mismo
niño y me desbalanceo, intente hacer hasta malabares para no caerme, pero finalmente caí y
conmigo casualmente me lleve a Abigail. Caí encima de ella, en una posición no muy cómoda
para ambos.
Nos mirábamos frente a frente e instintivamente solté "Andrea, me gustas."
Ella se quedó mirando, pero no tardó en responder "Estúpido, soy Abigail, y tú también me
gustas, ya lo sabias"
"¿Ya lo sabía?" Le digo confuso.
"Jajaja, ven aquí tonto" Me acerca a ella y me besa.
Nunca le pregunté cómo lo hice, fue mi primer beso y encima me pilló por sorpresa.
Salimos de la pista de patinaje y fuimos a comer la cena por ahí.
"Bueno… ya que te declaraste… somos… ¿novios?" Preguntaba Abigail sonrojada.
"Supongo que si… no sé cómo va eso" (En la mente de Abigail: YESSSS!),
"hmmm… cómo puedo yo explicarte esto… Ser novios significa, compartir todo; alegrías,
tristezas, esperanza, momentos duros, momentos gratos, es dar sin recibir pero recibiendo de
todas formas, no se si me explico, Es como arrancarme una pierna para dártela porque tú no
tienes y caminar los dos juntos…. ¡Ahh!" Como siempre Abigail explicándose de una forma un
poco contradictoria, pero la entendía.
"Pues así es… soy tu novio" Sonreía, pero me vino algo muy triste a la cabeza y se lo pregunte
"Pero… cuando yo no esté aquí… ¿No habrás perdido esa pierna para nada? ¿No te sentirás
más triste?"
Ella me miró y gentilmente respondió "Nunca nadie dijo que iba ser fácil… como te he dicho,
también se comparten los momentos duros. Pero ahora mismo yo solo quiero compartir
contigo todos mis momentos, no importa lo que me deparé en el futuro"
No sé cómo le hace, pero sus palabras siempre entran de lleno a mi pecho…
"Gracias" Fue lo único que pude decirle.
"No es nada de verdad, gracias a ti por mostrarme lo que de verdad eres" Sus ojos penetraban
mi alma como si de su casa se tratase, su mano era tan cálida y el beso que me dio en la mejilla
me dejo una sensación tan suave, como ella.
"Aunque somos novios ahora, no conozco siquiera tu nombre ¿No será buen momento para
decirlo?"
Entonces respondí "Nunca le digo a nadie mi nombre porque lo aborrezco, tengo el mismo
nombre que mi primer padre, el cual, como sabes, está en cárcel. Pero, ya que eres tú, y solo
tú, te lo diré, pero prefiero que no me llames por ese nombre… mi nombre es Martín"
"Con que Martín, ¿Eh? Tranquilo, no lo voy a usar, en cambio te pondré un apodo" Intrigado
escucho.
"Ariha" Por algún motivo me hizo muy feliz oír el apodo.
"Ariha… me gusta… pero ¿Por qué Ariha?"
"Ya te contaré".
Siempre recordaré con añoro ese apodo.
La fiesta de año nuevo se acercaba y lo único en lo que pensaba era en pasarlo bien con
Abigail, me encontraba con ella tomando un helado.
"Ana, ¿Qué harás para año nuevo?" Pregunte con entusiasmo.
"¿Lo haces a posta?" Me preguntaba extrañada.
"¿El qué?" Preguntaba de la misma forma.
"No importa, tenía pensado pasarla con mis familiares, como todos los años. ¿Por qué lo
preguntas?"
Sin dar más rodeos disparé mi pregunta "¿Podría pasar este año nuevo contigo y tus
familiares?"
Abigail me vio, me sonrió y me dio un toque en la cabeza "Tu lo pasaras con tu familia."
Si esto hubiese pasado meses atrás, yo ahora mismo me daría la media vuelta y me iría
despreocupado, volvería a pasar solitariamente el año nuevo y tomándolo como un día más,
pero fue diferente.
"Tienes razón, es momento de pasar algún tiempo con mi familia."
Nunca imaginé que esto podría llegar a pasar, pensar en ellos como una familia, intentar
convivir con esa familia, Abigail me hizo cambiar.
Ella me miró muy entusiasmada, sus ojos se abrieron. "¿Me diste la razón?"
"Claro, tienes razón, aunque también te consideró como mi familia."
Conmovida me robo un beso y se levantó para irse "Necesito irme, estoy a punto de explotar
de la felicidad y en realidad debería estar haciendo otras cosas ahora mismo."
Sin más, se despidió y yo también me fui a casa. Creo que el motivo por el que me había citado
ese día era para convencerme de pasar año nuevo con mi familia.
Pasaron unos cuantos días y llegó el día de año nuevo. No informé a mis padres de que bajaría
a la cena, que participaría en este evento, el año pasado no fui, aun así, baje y me lleve una
sorpresa que me abrió el corazón.
Mis padres no habían empezado a cenar y estaba puesto un tercer plato con la comida
caliente, ellos tenían la esperanza de que bajará a cenar, ellos de verdad piensan en mí y yo
estaba tan cegado que no podía verlo.
Sorprendido y tembloroso de las emociones afluentes, me senté y los miré, pero mi padrastro
empezó hablando.
"Cuando te adoptamos sabíamos que no iba a ser fácil tratar contigo, tu expediente estaba
llenó de cosas que uno no podría soportar, cuando te vimos por primera vez, no pudimos
resistir el llanto, tus ojos vacíos y tu inexpresión penetraban a cualquiera."
Hizo una pequeña pausa y su tono cambió a uno más dulce y entrecortado "pero no nos
importó, a nosotros nos arrebataron a nuestro hijo antes de que pudiera nacer, a ti te
arrebataron a tu familia antes de que pudieras ser consciente de eso. Con eso en mente
supimos que podíamos llenar ese hueco que nos faltaba, tanto a ti como a nosotros."
Su voz cada vez se entrecortaba más y sus ojos enrojecían "Por eso quiero darte las gracias por
bajar hoy, por darnos la alegría de estar aquí todos juntos, no te pediré que me dejes llamarte
hijo, no voy a pedirte que nos hables, no te pediré que celebremos en cuanto cambie el año,
solo quiero pedirte que estés aquí con nosotros, gracias."
Termino de hablar e intento tranquilizarme pero yo inmediatamente respondí "Gracias por la
comida, Padre. Celebremos este año nuevo"
Mis padres no pudieron contener las lágrimas, lloraron desconsolados, esto tuvo que ser el cúmulo de todo el estrés que les cause al no poder comunicarse conmigo.
Esas fueron las doce uvas más dulces y saladas que probé nunca.
Se acabaron las vacaciones de invierno y hasta las próximas todavía quedaban seis meses…
aunque era probable que fueran mis últimas vacaciones, pues un día normal en clase tuve un
ataque al corazón, por suerte no paso a mayores, pero a mí sentencia se le fue impuesta
fecha… nueve meses me daba el médico.
Decirle a Abigail fue lo peor, fue un duro golpe para ambos, cuando empezaba a creer, a
ilusionarme, a querer vivir, junto a ella, todo se desmorona…
Por alguna razón ella se recuperó rápido y me dio fuerzas para seguir luchando y buscando mi
propósito de vida…
Sin darme cuenta, ya había encontrado ese propósito de vida… y era ella.
Pasaron unos cuantos días y pude rehabilitarme para poder seguir yendo a clase y verla, el
doctor me recomendó dejar la escuela… pero era mi único propósito de vida, simplemente
verla y que sea feliz, solo quiero que ella nunca sufra por lo que yo he sufrido.
Estando en el recreo estuvimos hablando sobre nuestro proyecto final.
"Al ser temática libre me gustaría hablar sobre nuestras vidas, Ariha." Ella empezó hablando.
"No lo sé, temó a que se burlen de mí, o peor, se burlen de ti por ayudar y estar con alguien
como yo" Dije.
"No temas, nunca en mi vida dejaré que alguien se meta con tu historia, ellos se burlan de lo
que temen, no podrían soportar lo que tu tuviste que soportar, por eso creo que es una
excelente historia."
Hace tiempo, me hubiera dado igual estas palabras, e incluso me hubiera molestado pero esta
vez, sentí mucha alegría, pensar que mi historia pueda ayudar a la gente a hacer que nadie
pase esto jamás, a lo mejor se me pego algo de la humanidad de Abigail.
Un mes más pasó, parecía que mi salud se estabilizaba, pero algo sucedió este día que contaré.
Abigail y yo estábamos caminando por la calle de camino a casa, íbamos los dos hablando y
coqueteando entre nosotros, pero nos percatamos de algo.
Aunque pueda detallarlo, todo fue momentáneo.
Un señor estaba pasando por la calle, el semáforo se descompuso y el conductor del coche que
iba por la calle estaba mirando el celular, no iba a parar. En principio parecía que el señor podía
cruzar si se apuraba, estaba a media calle ya, pero por desgracia al señor se le cae su móvil y va
a recogerlo, no pude quedarme parado, Abigail estaba paralizada, no podía moverse. Ella me
contó cómo murió su padre, fue en un accidente automovilístico, más bien él fue atropellado
por un despistado y borracho conductor a media noche. Sabía que si dejaba que esto sucediera
ante sus ojos Abigail quedaría traumatizada al ponerle el rostro de su padre al señor. Sin miedo,
me lance y empuje conmigo al señor, de alguna manera nos salvamos la vida, pero no todo fue
color de rosa. Al caer me choque la cabeza contra un poste, esto me generó una contusión y al
tener yo el problema que tengo, me causó amnesia…
"¡Ariha, no vuelvas a hacer eso en tu vida!" Reclamaba Abigail.
La miré extrañado y le dije "Perdón… ¿Quién eres? y ¿Qué hago aquí?"
Abigail preocupada me dice "Déjate de tonterías pequeño héroe, le acabas de salvar la vida a
ese señor."
Le contestó "¿A si? ¿Eso hice yo?... por cierto, ¿Cómo dices que me llamaba?"
Abigail quedó en shock, ella estaba a punto de llorar cuando colapsé y perdí el conocimiento.
Inmediatamente Abigail marcó al número de emergencia mientras me decía que ella estaba ahí
y que todo iría bien. Finalmente llegó la ambulancia y pude recobrar el sentido un poco
"¿Quie…nes… son? ¿Adónde?… ¿voy? …"
Abigail se monta en la ambulancia y va de camino con nosotros, pero no puede mantenerse
callada y suelta.
"¿Sabes por qué Ariha?, por la rosa de Jericó, es una planta muy rara y especial. Aunque es
originaria de Arabia está más presente en Egipto ¡Como tú!, eres especial y aunque nunca
conociste a tus padres biológicos fuiste aceptado en otro lugar; en mi corazón y en el de tu
nueva familia. ¿Y sabes que otras cosas se dicen de la rosa de Jericó? ¡Tienen dos formas!
Cuando no están a gusto en el sitio en el que están, estas se hacen bolitas y son cafés, pero
cuando les gusta el lugar son extendidas y verdes… ¡Como tú!, antes no dejabas ni que la luz te
conociera ¡y ahora mírate!, resplandeces felicidad. ¿Y sabes qué más? Esta flor es capaz de
tragar tooooda la energía negativa y transformarlas en positivas. ¡Como tú!, has tragado tantas
cosas malas y ahora las estabas intentando convertir en buenas. Porfavor Ariha, no te olvides
de todo lo que hemos pasado…" Lloraba, gritaba, pataleaba, su voz transmitía una sensación
de agobio, de preocupación, de angustia.
"A…bigail… ¿Eres tú?" Esas fueron mis últimas palabras antes de volver a desmayarme.
Hasta donde sé… Abigail no paró de llorar
Hola. Mi nombre es Abigail, este año fue un vaivén de emociones y sentimientos después de
conocer a Martín, un chico que era muy introvertido y con una historia detrás de él que no
cualquiera hubiese aguantado, pero ahora es un chico maravilloso, divertido, cálido, alegre y
sincero, preocupado por la vida.
Después de que Martín arriesgara su vida por ese señor hace semana y media no he podido
contactarme con él, pero por fin hoy me han llamado del hospital porque parece que Martín
me quiere dar algo.
Estoy ya en el hospital, estoy muy nerviosa… ¿Podré verlo?, ¿Qué es lo que será?, ahí viene el
médico… ya contaré lo que me dice.
He hablado con el médico… y estoy muy angustiada y devastada… ojalá… todo salga bien.
Me ha dicho que Martín se someterá a cirugía, es un nuevo método nunca probado, pero si
sale bien podría salvarle la vida… si no, morirá durante o al finalizar la operación.
Me ha dejado una carta…. Vamos a leerla.
Para: Abigail
De: Ariha
¡Hola Abigail! Se que esta no es la forma para decirte las cosas, pero apenas puedo hablar y
bueno… así al menos tienes algo de parte mía… aunque si te duele mucho siempre podrás
quemarla.
Hoy me he decidido a realizarme la operación, será muy arriesgada y puede que mi vida acabe
pronto, pero ahora que he encontrado un propósito en esta vida, quiero vivir, y este es mi
único camino para seguir viviendo más.
Ese propósito de vida me lo diste tú, y solo tú, porque tú eres mi propósito de vida. Quiero
verte sonreír, verte cumplir tus metas, alegrar más vidas como lo hiciste con la mía, quiero
sentirte, abrazarte, besarte, darte todo para que puedas seguir viviendo la vida.
Gracias de verdad por hacerme recordar ese último día en la ambulancia, hubiera sido muy
triste marcharme sin haber podido recordarte y sin haber podido responderte.
Gracias por tus palabras tan bonitas… Ariha… que bonito nombre me has puesto…ojalá
haberme llamado así desde siempre.
¿Sabes qué? Aunque muera, siempre te estaré observando… como tú lo hiciste en la vida, yo
lo haré en la muerte, porque cuando muera renaceré como una flor de Jericó y te veré en cada
sitio, en cada lugar, en cada esquina… siempre estaré viéndote, estaré protegiéndote.
Te veré, como creces, como te vuelves a enamorar, como recobras de nuevo la esperanza,
como cumples tu sueño… ¿Te he dicho lo mucho que encajarías como profesora?, ellos te van
a amar.
Sin más que decir… Gracias.
Te veré… ya sea como Martín o como una rosa de Ariha.
Hasta pronto.
10 AÑOS DESPUES…
*Suena un timbre de escuela*
- Buenos días, chicos. Todos a sus asientos.
- ¡Buenos días, profesora!
- ¿Alguna vez han escuchado de la flor de Jérico?...
FIN
— La fin — Écrire un avis