Para cuando Davi volvió a su yo alegre de siempre, levantó la cabeza y lo estaba mirando nuevamente. Estaba fascinada por sus ojos encantadores. Eran demasiado impresionantes y hermosos que no podía quitarle los ojos de encima.
—¿T-te disfrazaste los ojos también? —le preguntó. El pareció no entender la pregunta, por lo que la miró con inocencia, como si no tuviera idea de lo que estaba hablando.
Davi sintió que su pregunta fue de cierta manera estúpida. Sin embargo, insistió con la pregunta.
—Quiero decir... ¿estás usando lentes de contacto? —agregó, y esta vez el hombre sacudió la cabeza, haciendo que Davi se quedara sin aliento de la incredulidad. Leyó una vez que los ojos grises estaban entre los colores más raros de la Tierra. Pero para ella los ojos plateados de Sei eran únicos, ni siquiera podía describir lo hermosos que eran.
¡Dios! ¿Cómo es que alguien puede tener unos ojos tan divinos y hermosos?