Asustada de lo que podría pasarme mordí con todas mis fuerzas la mano de ese tipo.
¿?: ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
El tipo gritó y finalmente aflojó su agarré de mi permitiendo que corriera. Uno de los subordinados de ese tipo me pasó el pie haciendo que cayera al suelo. Mis lentes se habían rotó y los había perdido de mi campo de visión. Mientras buscaba mis lentes en el piso un dolor agudo asaltó mi abdomen.
Claudia: ¡AHHHHHHH!
¿?: ¡Puta! ¿¡Acaso no sabes quién soy!?
Sin oportunidad a decir nada fui golpeada múltiples veces en diferentes sitios. Lo único que pude hacer fue cubrir mi rostro con todas mis fuerzas.
¿?: Mi padre es líder de la banda Silver Wolf. Frente a mí solo eres basura. Se obediente y entretennos.
No podía ver a nadie de las personas que me estaban pegando. Encima esta parte de la universidad no tenía vigilancia. Lo único que podía hacer era pedir ayuda.
Claudia: ¡AYUDA!
Grité tan fuerte mientras tenía la esperanza de que alguien se apiadara de mí y me ayudara. Después de gritar los golpes se detuvieron y esos tipos se alejaron. Vi la espalda de un joven delante de mí con la mano empapada en sangre. Aunque no podía ver con claridad el tipo que me estaba golpeando hasta hace poco parecía estar sangrando por su nariz.
¿?: ¡Tú! ¿¡Como te atreves!?
Mientras ese tipo degenerado empezaba a hablar cosas sin sentido alguien me ayudo a ponerme de pie e incluso me colocó mis gafas de vuelta.
Claudia: ¿Estas bien?
Asentí ante sus palabras y le agradecí por ayudarme. Las palabras de desdén del tipo desconocido se convirtieron en euforia cuando vio a Claudia.
¿?: ¡JAJAJAJA! ¡Hoy estoy de suerte voy a poder probar carne de primera! ¡Golpéenlo y atrápenla!
Finalmente pude ver la cara de ese tipo. Era ridículamente feo y estaba vestido como un pandillero. Tenía dos dientes rotos y su nariz estaba torcida. Su corte de pelo recordaba a un cantante famoso de trap y tenía múltiples cadenas de oro alrededor de su cuello. Leo y Daniel dieron un paso al frente y se pusieron a pelear contra esa multitud. Ese día nunca lo iba a olvidar. La figura heroica de Leo protegiéndome como si fuera un tesoro para él mientras peleaba contra un grupo completo de criminales.
Después de todo eso se armó un escándalo y la seguridad de la universidad se hizo presente. Nos preguntaron qué sucedió y nos pidieron los gafetes de estudiantes. Todos dimos nuestros gafetes a excepción de esos delincuentes. Esas personas se habían infiltrado en el campus buscando chicas jóvenes para extorsionarlos. A la final el escándalo escaló y llego a oídos del decano quien llamó a la policía y se llevaron a esos tipos.
Nunca más supe de ellos. Ese día finalmente Leo, Julia y Daniel supieron mi nombre. Al llegar a casa mi madre vio el estado en el que llegué preocupándose mucho.
Madre de Claudia: ¡En este preciso momento volveré tu caso mediático y hare que esos tipos paguen la condena más grande!
Mi madre se asustó tanto que llevó al médico solo para asegurarse que no me pasara nada malo. Aparte de moretones (Hematomas) no tenía contra lesiones. Fui afortunada de que Leo fue a salvarme como si fuera un príncipe. Cuando llegamos a casa miré fijamente a mi madre y dije.
Claudia: ¡Mamá! ¡Enséñame a ser más bonita!
Mi madre se sorprendió tanto que se tapó la boca y una sonrisa apareció en su rostro.
Madre de Claudia: ¡KYAAAAAAA! ¡Mi niña finalmente se interesó en un chico!
Mi madre me abrazó tan fuerte que no podía respirar. Después de que se calmó me agarró de la mano y me llevó por todos los centros comerciales de la ciudad buscando ropa nueva.
Devuelta al presente
Mis lagrimas empaparon mi pantalón al recordar a mi madre. Ella murió unos pocos años después dejándome todo lo que tenía. En este momento sentía que me hacía falta. Quería abrazarla y recostarme en su pecho mientras me consolaba.
Lo último que me dijo fue.
Madre de Claudia: Nunca dejes que tu amor se vaya. Pelea por él y nunca te alejes. Yo me arrepentí mucho el haberme peleado con tu padre y dejar que se marchara ese día. No cometas mí mismo error.
Sus palabras sonaban y repetían múltiples veces en mi cabeza como un eco. En toda la noche no me aparte de esa puerta y escuche absolutamente todos los gemidos de placer de Julia y Leo.
Si de algo estaba segura es que no iba a renunciar incluso si sucedió esto. Quería a Leo y ese hecho no iba a cambiar. Incluso si él quiere estar con otra seré la amante. En este mundo ya no tenía nada y la dignidad no te iba a dar comida. Si la puedo sacrificar por mi felicidad lo hare sin dudarlo.
Esta era mi determinación y me negaba a ser excluida de la vida de Leo. Le debo la vida no solo una vez sino varias veces además de que es la persona que amo. Sin darme cuenta caí dormida después de acabar con todas las lágrimas que tenía.