Luo Zhelan se rió:
—Pero sí lo llevo conmigo a todas partes.
—¿De qué sirve si no lo usas? —Jiang Yue no pudo evitar preguntar y Luo Zhelan respondió con una sonrisa en su rostro—. ¿Para qué? Es para recordarme de ti.
—Si hubiera sabido eso, te hubiera dado mi foto y podrías llevarla a todas partes —dijo ella con desdén, sin embargo, en el fondo había un sentimiento cálido que estaba surgiendo en su corazón.
—Eso también funcionaría —dijo Luo Zhelan, haciendo que ella volviera a rodar los ojos.
—Pregúntame cualquier cosa en el futuro y cumpliré lo que pidas siempre y cuando esté dentro de mis posibilidades —dijo Jiang Yue para recordarle de nuevo su promesa.
—¿Puedo pedir una foto tuya para llevarla conmigo? —preguntó Luo Zhelan con alegría en sus ojos.
Este hombre no está tomando sus palabras en serio.
Ella no pudo evitar quejarse:
—Hablo en serio.
—Yo también.