Todos se sorprendieron por mi declaración repentina. Solo unos pocos sabían de lo que estaba hablando. El primero en procesar mis palabras fue Angrod, quien de inmediato le ordenó a todos que salieran de la habitación con voz autoritaria:
"Salgan de la habitación; necesito hablar a solas con él".
Al notar la expresión que tenía, a todos no les quedó de otra que dar media vuelta y salir de la habitación. La expresión que tenía era aterradora. No pasó mucho tiempo para que la habitación quedara en silencio y finalmente solo quedaran dos personas dentro de ella. Cuando solo estuvieron los dos, iniciaron la conversación. El primero en romper el silencio fue Angrod:
"¿Cuáles son esas condiciones?".
El rostro de Angrod estaba serio, pero el rostro de la otra parte estaba calmado y se podía ver una leve sonrisa en su rostro.
"La primera condición: seré el tutor de magia de tu nieta. Le enseñaré a utilizar la magia en el tiempo que permanezca en este reino, y quiero que nadie cuestione mis métodos".
Angrod frunció el ceño al escuchar esas palabras. Esa condición era un poco extraña viniendo de D. Se detuvo a contemplar por un rato y después preguntó:
"¿Y cuál es la segunda condición?".
"Me prestarás a la guardia real. Los estaré usando para perfeccionar mis poderes, y también los estaré utilizando para eliminar a los sujetos que estarán invadiendo esta mansión en los próximos días".
Sus declaraciones resonaban en toda la habitación. Una palabra era más delicada que la otra. La expresión de Angrod se endurecía con cada declaración que él daba.
"Es extraño".
"¿Qué quieres decir con eso?".
Angrod estaba receloso de las condiciones. Todo parecía muy extraño. Era anormal, ya que la persona en cuestión no ganaba nada.
"¿Qué ganas tú?".
Una extraña risa salió del chico de cabello blanco y ojos azules. No era la risa de un chico común y corriente; era una risa enloquecida.
"Jajajajaja, es simple; mi ganancia serán las cabezas de los enemigos de tu nieta".
"Eso no parece una ganancia".
Angrod no parecía creer en las palabras del chico. Todo lo que decía y salía de su boca parecían ser excusas. El chico, al notar que eso no lo convencería, decidió dar otra explicación.
"Tranquilo, Angrod; no he dicho que no te voy a cobrar; de hecho, te va a costar un ojo de la cara. Te recomiendo empezar a buscar objetos mágicos que valgan la pena o cosas raras que llamen mi atención. Mi servicio no será gratis".
Esta explicación que dio pareció convencer a Angrod. Era raro que alguien aceptara como recompensa las cabezas de los enemigos que él mismo mataría.
"Entiendo; la segunda condición puede ser cumplida. Solo debo hablar con el rey sobre el tema, pero en cuanto a la primera condición, debo pensarlo un poco".
"Tómate tu tiempo, Angrod, pero no tardes mucho. Pronto esta mansión será envuelta en gritos y en charcos de sangre. Los enemigos de la niña elfo pueden atacar en cualquier momento. Ten presente ese hecho".
Angrod frunció el ceño. Básicamente le estaban avisando de que los enemigos estaban listos para atacarlos en cualquier momento. Estaba confirmando que los enemigos ya estaban listos para atacar a su familia y él no sabía nada de lo que estaba pasando.
"¿Tú, qué es lo que sabes?".
El chico contestó con una voz ligeramente burlona:
"Te lo diré una vez que aceptes mis condiciones".
Angrod no podía simplemente aceptar la primera condición. Tenía que hablarlo con los padres de la niña y con su tía. No era solo decisión de él, pero básicamente no tenía muchas opciones, ya que ese ser no accedería a ayudarlos si no se cumplían dichas condiciones.
"Te informaré de mi decisión antes de que caiga la noche".
"Por mí está bien. Manda a uno de los guardias reales a informarme; después de todo, ninguno de ellos es un traidor".
Angrod asintió con la cabeza en señal de entendimiento. Estaba más que claro que el chico de cabello blanco y ojos azules sabía mucho sobre la situación actual y sabía sobre cosas que nadie había podido percibir. El parecía estar llevando a cabo su propia investigación en secreto. Sin pensarlo dos veces, se dio media vuelta y salió de la habitación. Fuera de la puerta lo esperaba Eru. Él parecía haber escuchado toda la conversación que habían tenido. Por otro lado, Idril se había ido hacía algún tiempo a informar al rey.
"Vamos, Eru".
"Entendido, maestro".
Dentro de la habitación yacía el joven de cabello blanco y ojos azules. Tenía una sonrisa de punta a punta. Parecía que todo le causaba risa.
"Jajajajaja, las cosas se van a salir de control. Ya falta poco".
Estaba muy sorprendido por la situación. Los dos intrusos tenían un arsenal de planes preparados y poderes que aún no comprendía del todo. De alguna forma se la habían ingeniado para observarme sin utilizar Maná, lo que significaba que aún tenían trucos que yo desconocía.
De algo estaba completamente seguro, y era que el plan de ellos iba a fracasar. Este intento de asesinato que ellos estaban planeando fracasaría por mi intervención, pero yo no era idiota. Sabía que en el momento en que me fuera de este reino volverían a atacar a la niña. De ahí mi interés en enseñarle sobre magia. Siendo sincero, no sabía ni por dónde empezar a enseñarle, pero ya se me ocurriría algo. Mi objetivo era enseñarle magia y hacerla lo suficientemente fuerte para protegerse. Ya tenía algo preparado en caso de que no pudiese enseñarle nada útil. Era un seguro para salvaguardar la vida de la niña.
El seguro que tenía para la niña era una de mis creaciones, o más bien un prototipo de arma. D había estado trabajando en eso. Aunque, siendo sincero, no sabía si funcionaría, ya que al parecer la persona en cuestión tenía que saber utilizar el Maná, o al menos poseer dicha energía dentro de su cuerpo.
"Ella debería poder hacer lo mismo que yo".
- SI, EN TÉRMINOS DE TALENTO ELLA SUPERA FÁCILMENTE A NUESTRO RECIPIENTE.
"Está bien; tú estarás a cargo del despertar de la niña".
Para que la niña elfo pudiese utilizar mi creación, se requería que ella pudiera utilizar Maná. Esa era una condición que sí o sí se debía cumplir, y esa fue una de las razones por las que le pedí a su abuelo que sí o sí yo sería el tutor de magia de la niña. Estaba completamente seguro de que su abuelo se había dado cuenta de que algo andaba mal. ¿Cómo demonios le enseñabas a una niña a utilizar Maná cuando ni siquiera había despertado tal poder en su cuerpo? Por lo general, los niños empiezan a despertar Maná en sus cuerpos a la edad de 10 años. Otros casos extraños lo despertarían antes. Cabe destacar que quienes lo despiertan antes de los 10 años se les considera genios y que tienen un potencial ilimitado para la magia.
Mi plan era sencillo. En la condición que le dije al abuelo de la niña decía claramente que no quería que nadie cuestionara mis métodos. Y ahí estaba el truco. El abuelo de la niña seguramente estaba pensando que yo simplemente le mostraría mi magia de cierta forma. Eso les convenía a ellos, ya que podrían analizarme y encontrar una forma de derrotarme, pero sus deducciones estaban mal. No solo planeaba mostrarle mi magia a la niña; planeaba despertar su propia magia. Aunque había un pequeño riesgo, y era que la niña elfo podría explotar si yo cometía el más mínimo error, cosa que yo no permitiría que pasara.
Mi urgencia por enseñarle magia a la niña elfo se debía a que no confiaba plenamente en las habilidades de esos guardianes reales. Bueno, tampoco confiaba en mis propias habilidades, ya que los enemigos habían demostrado ser muy capaces y muy astutos. Estaba más que claro que ellos podrían matar a quien quisieran en cualquier momento. Eran expertos en su oficio. La única razón por la que yo tenía ventaja en esta situación se debía a que ellos tenían muy pocos datos sobre mí y sobre mi poder. Estaba seguro de que yo les llevaba la ventaja. Después de todo, había adquirido nuevos poderes.
D había abierto mis canales de Maná años atrás. Para él era fácil hacerlo. Después de todo, es capaz de controlar cada gota de sangre que fluye por mis venas. Cualquier cosa que esté dentro de mi cuerpo, él es capaz de detectarla y analizarla. Abrir mis canales de Maná fue fácil para él, pero había que tener algo en cuenta, y era que mi situación era muy diferente a la de la niña. Según el análisis que habíamos hecho, ese proceso sin lugar a dudas le causaría un gran dolor a la niña elfo, uno que dudaba que ella pudiese resistir con esa pequeña y corta edad que tenía.
"La planta con rostro humano jugará un papel importante; asegúrate de que coopere con nosotros llegado el momento, D".
- ENTENDIDO.