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45.45% Red son Adventures (HxH) / Chapter 5: capitulo 5

Chapitre 5: capitulo 5

Marco POV

¡He logrado llegar aquí! Desde que tengo conciencia, siempre quise estar aquí. Recuerdo esos años en los que lo único que podía hacer era soñar con huir de casa y ser libre. Ahora esos recuerdos se ven borrosos, como un viejo sueño que no quiero olvidar... jajaja, ¡estoy emocionado! ¡Ya quiero pelear con todos aquí!

Mientras me dejo llevar por la adrenalina, un hombre pequeño se acerca a saludar a Gon. Lo observo con una sonrisa, buscando quiénes serán mis oponentes en esta nueva aventura. La emoción chisporrotea dentro de mí; cada rostro representa un desafío, una oportunidad.

Marco pov fin

?- ¿Qué tal?

Tonpa: "Mi nombre es Tonpa."

*Se presenta con una sonrisa amplia que ilumina su rostro. Su entusiasmo es contagioso*. -¡Un placer conocerte, amigo! ¡Estás a punto de vivir una experiencia increíble! *Estrecha su mano a Gon y saluda al resto del grupo con energía*.

- Supongo que son nuevos.

GON: "¿Cómo lo sabe?" Gon sonríe

Tonpa: "¡Lo sé muy bien! Esta es la 35° vez que tomo el examen. Comencé cuando tenía 10 años."

Una risa escapa de mis labios. Treinta y cinco veces... eso es una locura. "¿Treinta y cinco? Vaya, ¡debes tener una increíble colección de historias para contar!" pienso. La frase de mi padre resuena en mi mente: "Cuidado con los veteranos." Pero aquí estoy, decidido a enfrentar cualquier desafío que se presente.

Marco: Je... he oído de los veteranos. Mi padre siempre dijo que son problemáticos, que varios miembros del clan casi caen en su juego. Pero tú, amigo, ¡pareces un experto!.

Tonpa: Sí. Podría decirse que soy un veterano... un ¡examinado veterano! Pero no todos somos problematicos...bueno yo almenos no lo soy, cualquier cosa que quieras saber, solo pregunta,

Su tono es un poco altanero, pero me intriga. Hay algo admirable en su determinación. "Quizás tenga algunas lecciones que ofrecer", pienso. A pesar de sus fracasos, parece decidido a seguir intentándolo. Quizás no sea el típico veterano que se queja, sino alguien que realmente ama el desafío.

GON: "Gracias." Gon lo mira con una mezcla de curiosidad y admiración, pensando que quizás Tonpa sea un buen mentor. "¡Me encantaría escuchar tus historias! ¡Parece que tienes mucha experiencia!"

LEORIO: "Suena orgulloso de eso." No puede evitar burlarse. "Pero 35 intentos y aún no lo logra... eso es un poco triste." Se ríe, intentando restarle importancia a la situación, pero en el fondo se siente ansioso por su propio desempeño. "Espero no convertirme en un chiste como este tipo", se dice mientras mira a Tompa con escepticismo.

Kurapika observa con atención. Mientras analiza a Tonpa, se pregunta si su arrogancia podría ser un obstáculo. "No puedo dejar que este tipo nos haga caer en sus trampas", reflexiona. "La clave es no distraerse. Aquí cada error cuenta." Hay un aire de seriedad en su mirada, como si cada palabra de Tonpa pudiera significar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Gon- ¿Entonces conoces a cada persona aqui?.

Tonpa- ¡Por supuesto!, destacare a algunos de los regulares Veamos...

- Mmm..Numero 103, "Bourbon, El encantador de serpientes"

- ¡Un competitor tenaz! ¡Si se meten con El,nunca se lo quitaran de encima!.

- Numero 255, "Todo, El luchador".

-Mas fuerte que nada y mas inteligente de lo que parece

-Numero 192, "Bodoro, El maestro de Kung Fu".

-Esta envejeciendo pero aun es el mejor en artes marciales

-Numero 197 a 199," los hermanos Amori".

- se especializan en el trabajo en equipo, y lo siguen mejorando.

- Numero 384, "geretta, El cazador"

- es muy util con los dardos y con su cerbatana.

- eso fue solo una muestra .. de la presentacion de aquellas personas competentes que no lo han logrado aun.

Mientras tompa nos terminaba de presentar a estos "personajes" cerca occurria una escena..

-¡GYAAAAAHHHH*fuerte grito de dolor*

Un aspirante...sus brazos habian sido cortados este gritaba del dolor y tambien de la desesperacion y otro aspirante frente al parecer el culpable posa frente como si de un espectaculo se tratara...piel palida, alto y con maquillaje como de payaso.., nos presentaba su obra.

Payaso perturbador- Ahora lo ven, ahora no los ven...nada de trucos.

Aquel hombre con sus brazos cortados seguia gritando en el suelo, lo que veo me hace apretar los puños aquel payaso disfruta viendo como aquel hombre se retuerce..lo miro fijamente analizando cada detalle buscando debilades porque si me toca enfrentarme con el..me asegurare de que esta escena se repita con el como la victima, en eso el payaso me regresa la mirada y me sonrie no pude ocultar mi asombro ¿¡Como se dio cuenta!?, luego le susurra unas frases al tipo en el suelo y se va.

Marco- ¿¡ Oye tompa quien es ese payaso palido!?

Tonpa- Numero 44, Hisoka, "El mago"

-Parecía ser el mejor candidato el año pasado, pero atacó a un examinador con el que... bueno, no estuvo de acuerdo y fue descalificado.

-Leorio -preguntó-, ¿y ellos no le dijeron que se fuera para siempre?

-Claro que no -respondió Tonpa-. Hay examinadores nuevos cada año. Ellos deciden cuáles son las pruebas y quién las toma.

Marco frunció el ceño, mostrando su desdén.

-Le cortó los brazos a ese hombre y se va como si nada... bastardo.

-Te entiendo, chico -replicó Tonpa-, pero hasta el mismo Diablo podría pasar el examen de cazador si un examinador dice que está bien. Hisoka sacó a veinte examinados el año pasado, y estoy seguro de que no le importará mejorar ese puntaje. Así que, si pueden, manténganse alejados de él.

Marco, sin inmutarse, murmuró:

-No lo creo...

-Hay muchos otros como él también -advertía Tonpa-. ¡Pero puedo decírtelo cuando lo amerite!

-¡Genial! -exclamó Gon, emocionado.

Tonpa sonrió, sacando unas latas de bebida de su mochila.

-Oigan, ¿qué dicen si brindamos por nuestra amistad y buena suerte?

Marco entrecerró los ojos, cavilando. Qué truco tan estúpido... es obvio que la bebida tiene algo, pero dudo que me afecte. Sin embargo, mantuvo su expresión indiferente.

-¡Seguro! -respondió, junto con los demás.

Tonpa sonrió de forma siniestra mientras pensaba: He he he, esas latas de jugo contienen un laxante muy fuerte. Un sorbo y no podrán salir del baño por tres días. ¡No serán capaces de tomar el examen de esa forma!

Gon fue el primero en beber y, al instante, escupió la bebida.

-¡...sabe horrible, Tonpa! Debe estar echada a perder.

La cara de Tonpa se puso pálida; no esperaba esa reacción. Marco decidió probar la bebida, pero le supo a mierda.

Nací con sentidos sobrenaturales; es como si viviera en una realidad aumentada. Puedo distinguir olores y ver cosas a kilómetros de distancia. Lo mismo pasa con mi audición. En los años que pasé en el clan, tuve muchísimos maestros que me ayudaron a controlar y mejorar cada aspecto físico y mental. La parte de los sentidos fue fundamental; la visión, la audición, el tacto, el olfato y el gusto fueron llevados a un nivel más aterrador. Por eso, este laxante de Tonpa... esta novatada ridícula es inútil para mí.

Marco se dirigió a Tonpa con una sonrisa engañosa.

-Sí, señor Tonpa, la bebida se echó a perder, pero no te preocupes. ¡Gracias por la intención!

Mientras los demás botaban sus bebidas, Tonpa se disculpaba como un loco.

-¿Cómo es eso posible? ¡¡El laxante no tiene olor ni sabor!! ¿Qué tipo de paladar tienen estos niños?

Marco se encogió de hombros, fingiendo desdén.

-Qué pena, en serio tenía sed... -dijo, simulando una expresión de pena.

Flashback Marco Rain

Flashback: El Entrenamiento de Marco Rain

La Agudización del Olfato en Condiciones Extremas

El viento aullaba en un paraje desolado, donde la nieve cubría el suelo en una capa gruesa y gélida. Las ráfagas heladas cortaban el aire como cuchillas, y Marco, con solo cinco años, se sentía pequeño e insignificante en medio de la inmensidad del paisaje. A su alrededor, los árboles estaban cubiertos de escarcha, y cada respiración dejaba una nube de vapor.

-Hoy, Marco -dijo Mestre Rino, su voz grave resonando en la vastedad-, aprenderás a cazar. El terreno es hostil, pero así es como sobrevivimos.

Los ojos de Marco brillaban con un fuego inextinguible, pero su corazón latía con fuerza en su pecho. Sabía que el clan Rain no era solo una familia; eran mercenarios nacidos para la guerra, entrenados para ser los mejores. La presión del legado lo envolvía.

Rino lanzó un trozo de carne a una distancia considerable, la carne aterrizando en la nieve con un suave golpe.

-Tienes diez minutos para encontrarlo. Usa tu olfato. No hay excusas.

Marco se centró, cerrando los ojos para agudizar su percepción. A medida que corría, la fría brisa azotaba su rostro. Abrió las fosas nasales, inhalando profundamente. El aire estaba impregnado de aromas: el fresco olor de la nieve, la tierra helada, y el sutil hedor de descomposición que se alzaba de la carne.

Cada olor se amplificaba, creando una sinfonía abrumadora que estallaba en su cabeza. A medida que trataba de separar las fragancias, un dolor punzante comenzó a brotar en su frente, como si alguien estuviera apretando un yugo alrededor de su cabeza.

-¡Esto no puede ser! -gritó, la frustración inundando su voz.

Pero a pesar de la punzada que se convertía en un grito ensordecedor en su mente, se negó a rendirse. Tenía que ser fuerte; tenía que superar el dolor. Tras un esfuerzo titánico, logró localizar la carne, su corazón saltando de triunfo.

-Hecho, maestro -dijo Marco, jadeando, su voz entrecortada.

Rino lo miró con desdén, como si el triunfo de Marco fuera solo un primer paso.

-No es suficiente. Si no aprendes a controlar ese dolor, siempre serás una víctima. En el clan Rain, el sufrimiento es nuestro maestro.

---

Escenario 2: La Agudización de la Vista en Combate

El vasto campo de entrenamiento del clan Rain, bañado por el intenso sol del atardecer, era un terreno de prueba donde los guerreros se forjaban en la fragua del dolor y la determinación. Las cicatrices en el suelo hablaban de combates pasados, pero ninguna marcaba la historia de Marco, el joven cuya esencia desafiaba las normas del clan con cada respiración.

A sus ocho años, Marco era un prodigio. Sus sentidos se habían desarrollado más allá de lo que se consideraba normal, lo que lo hacía diferente de todos los demás. Eugene, un guerrero experto y brutal, lo observaba con una mezcla de admiración y desafío, sosteniendo un rifle de asalto de tecnología avanzada. La presión estaba en el aire; el entrenamiento de hoy no solo iba a ser una prueba de habilidad, sino un combate contra sus propios límites.

-Hoy no habrá piedad, Marco. Tienes que aprender a adaptarte a lo inesperado -dijo Eugene, su tono era grave mientras se preparaba para disparar.

Marco asintió, sintiendo la adrenalina surcar su cuerpo. Cada célula de su ser estaba lista para el desafío. Sin un segundo de advertencia, Eugene disparó. La bala salió disparada, su velocidad era casi un susurro en el aire. Marco, con su visión aguda, captó el movimiento en un instante. Con un giro ágil, se lanzó hacia un lado, esquivando el proyectil con una destreza que desafiaba la lógica.

Pero no había tiempo para relajarse; Eugene estaba en movimiento, disparando balas en rápida sucesión. Marco se movía como una sombra, sus movimientos eran un torbellino de agilidad. El sonido de las balas cortando el aire resonaba en sus oídos como un eco de guerra, pero para él, era una sinfonía que lo motivaba.

Cada bala que esquivaba era un paso hacia su maestría. A medida que las balas llovían sobre él, Marco utilizó su velocidad de reacción, saltando y girando en el aire, sintiendo el roce del viento en su piel. Pero su entrenamiento no se trataba solo de evadir; se trataba de entender la distancia, el ángulo y la velocidad de cada ataque.

-¡Aumenta la dificultad, Eugene! -gritó Marco, su voz resonando con determinación.

Eugene sonrió, apreciando la ferocidad del niño. Sin dudarlo, comenzó a disparar ráfagas de balas, cambiando rápidamente de dirección. Marco se sintió atrapado en un torbellino, pero su visión le permitía anticipar el movimiento, cada proyectil se convertía en una lección.

Sin embargo, Eugene no solo disparaba; también lanzaba ataques físicos. Con movimientos fluidos y agresivos, se acercaba para golpear a Marco, quien necesitaba no solo reaccionar a las balas, sino también a los golpes.

Un puñetazo voló hacia él. Marco lo bloqueó, sintiendo el impacto, una presión que reverberaba a través de su brazo. Era un recordatorio de que, aunque su cuerpo fuera excepcional, el dolor aún existía, y este dolor era parte de su entrenamiento. Eugene, percibiendo la intensidad de Marco, aumentó la agresividad de sus ataques.

Marco, sintiendo el sudor en su frente y la fatiga en sus músculos, se dio cuenta de que debía superar el límite que le imponían su cuerpo y su mente. Con una determinación férrea, evadió un nuevo ataque y se lanzó hacia adelante, intentando golpear a Eugene. Pero este era un maestro experimentado, y fácilmente bloqueó su ataque.

-No se trata solo de velocidad, Marco. Debes aprender a prever y anticipar -dijo Eugene, lanzando un gancho que Marco esquivó por poco.

El joven guerrero sintió la presión del tiempo y la necesidad de adaptarse. Cada disparo, cada golpe, era un paso hacia su verdadero potencial. En su mente, recordó las enseñanzas de los otros maestros del clan Rain, quienes habían hecho de su entrenamiento un verdadero infierno, pero uno que lo había moldeado en algo único.

Con un último esfuerzo, Marco utilizó su visión para ver cada movimiento de Eugene, cada variación en su postura y la tensión en su cuerpo. Con una velocidad sorprendente, se lanzó hacia un lado, esquivando un disparo y, en un movimiento fluido, contraatacó.

El sonido de un impacto resonó cuando su puño chocó contra el torso de Eugene. No era suficiente para derribarlo, pero había hecho un progreso notable. Marco se sintió invadido por una mezcla de dolor y orgullo. Cada golpe que recibía era una lección, y cada golpe que daba era un paso hacia su destino.

-Bien hecho, Marco. Pero no te engañes, esto es solo el comienzo -Eugene respiró pesadamente, reconociendo el esfuerzo del niño.

El sol se ponía, y el campo de entrenamiento era testigo de su lucha. Marco, aunque exhausto, se mantenía en pie, sus ojos brillaban con una mezcla de desafío y determinación. No era solo un miembro del clan Rain; era el futuro, un guerrero que, a pesar de su juventud, ya estaba forjando su propio camino.

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Escenario 3: La Percepción del Sonido en el Caos

Más tarde, en un campo de batalla simulado, Marco se encontraba con Maestra Kaela, una guerrera legendaria en la meditación y la percepción del sonido. La atmósfera era pesada, y el aire estaba impregnado de tensión.

-Hoy aprenderás a escuchar la verdad en el ruido -anunció Kaela, mientras el caos comenzaba a girar a su alrededor-. El sonido puede ser tu aliado o tu enemigo.

Con los ojos vendados, Marco se sentó en medio de la tormenta de sonidos. Las explosiones resonaban a su alrededor, y los gritos artificiales parecían envolverlo en un eco interminable. Podía sentir el palpitar de su corazón en su garganta, cada latido un recordatorio de la presión que llevaba sobre sus hombros.

-Debes filtrar el ruido, niño. Escucharás el silencio en medio del caos.

Marco cerró los ojos, pero el dolor lo golpeó como un martillo. Cada explosión era un grito en su mente, un eco de caos que reverberaba en su cabeza. Con cada intento de encontrar claridad, el dolor se intensificaba, como un grito silenciado que se negaba a ser acallado.

-¡Es demasiado! -gritó, mientras intentaba concentrarse en el murmullo subyacente.

Los sonidos se apoderaban de su mente, y con cada intento de encontrar una ruta a la paz, el dolor se hacía más intenso. Pero sabía que debía soportarlo; el clan Rain lo había enseñado a nunca rendirse. Con la respiración entrecortada, comenzó a discernir el latido del caos, filtrando el ruido hasta que finalmente escuchó el murmullo del viento, el susurro de la naturaleza.

Finalmente, cuando la tormenta de ruidos se desvaneció en su mente, logró concentrarse en el silencio.

-Lo logré... -susurró Marco, su voz temblorosa.

-No se trata solo de ganar, Marco. El dolor que soportas te hace más fuerte. Recuerda esto cuando te enfrentes a enemigos que no tienen piedad -dijo Kaela, su tono más serio.

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Regreso al Presente

Ahora, en el presente, Marco recordaba esos entrenamientos. Cada recuerdo era una mezcla de dolor y resistencia, y cada maestro lo había empujado más allá de sus límites. El clan Rain había cultivado en él no solo habilidades extraordinarias, sino también una comprensión profunda de lo que significaba realmente ser fuerte.

La vida en el clan no era fácil; estaban forjados en el fuego del sufrimiento, y Marco sabía que su camino apenas comenzaba. El dolor que había sentido era un recordatorio constante de que, aunque poseía habilidades que superaban a muchos, el verdadero desafío era mantenerse humano en un mundo donde el sufrimiento era la norma.


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