Blake alzó la vista para ver a una joven de cabello negro y ojos morados de pie en el cielo. Llevaba una camisa corta con shorts desgarrados y cadenas colgadas en su cintura. En su espalda tenía un par de alas de dragón, y junto a su trasero, una cola de dragón negra y escamada. En su cabeza, un par de cuernos negros. Se quedaba ahí, con los ojos fijos en Blake como si él fuera un trozo de carne.
—¡Clance! —de repente gritó Mina y llegó frente a Blake. Su pequeña mano señaló a la dragónica en el aire—. ¿Qué quieres?
—¿Hmm? Si no es la hija del Hada Tirana. Princesa Mina, ¿por qué estás aquí con tantos enanitos y beastkin? Y este hombre... —Clance preguntó—. Su curiosidad sobre Blake no estaba oculta en absoluto. Por algún motivo, se sentía atraída por este hombre. Quería bajar y que este hombre la mimara.
Blake, por otro lado, se volvió para mirar a Mina y preguntó:
—¿Quién es esta mujer, Clance?
Mina apretó los dientes al inclinarse y susurrar:
—¡Es la hermana de Faana!