—Yuhan, ¿no te dije que te portaras bien? —Le advirtió el viejo hombre a Xia Yuhan con una voz ronca y fría. Xia Yuhan agachó la cabeza por la vergüenza. Fue grosero de su parte haber interrumpido la conversación de los mayores y señalar a la invitada de la señora Shen.
—Señora Shen, perdoné el comportamiento de la pequeña Yuhan. —Xia Qing había intentado favorecerse de la familia Shen por años. Si tan solo se casará con Xia Yuhan uno de los más jóvenes hombres de la familia Shen, el estatus de la familia dentro de la capital de la ciudad mejoraría enormemente. Pero, la esperanza de él se había derrumbado, cuando el joven hombre de la familia Shen había rechazado la propuesta de casarse con Xia Yuhan.
La señora Shen negó con la mano y no lo miró. La mirada de ella fue a parar al nieto y Lu Xinyi.