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—¡Mi nombre es Nial Orin, perra! —exclamó Nial.
Nial no estaba seguro de por qué Silvian se dio cuenta solo ahora de que él no era el Dios de la Oscuridad que conocía del pasado. En su opinión, él era completamente diferente, después de todo.
Sin embargo, lo que Nial no se dio cuenta fue de un hecho en particular; la influencia de la energía oscura que controlaba era completamente diferente de cómo Damian solía ser influenciado por ella.
Nial todavía podía pensar racionalmente. Podía pensar y actuar sin ningún problema, controlando a Kaeldur como quisiera.
En cuanto a la forma en que Damian era influenciado cuando controlaba más energía oscura de la que podía manejar... se volvería loco.
Su mente se quedaría en blanco y ya no podía pensar racionalmente, se convertiría en una bestia sin sentido. Los instintos salvajes de Damian le permitirían exhibir mucho más poder del que uno podría imaginar.