Si tan solo... Los ojos de la mujer cambiaron de verde a carmesí, nadie podría diferenciarlos. El parecido era tan sorprendente que se encontró mirando a Hazel durante mucho tiempo.
—Si crees que tus ojos funcionarán entonces estás equivocada —Lucinda finalmente parpadeó cuando Hazel la regañó de nuevo—. Tienes que aprender hechizos básicos o la bruja en ti morirá con el tiempo. Su voz era dura y fría, pero sus ojos seguían siendo cálidos. Lucinda no pudo evitar quedarse mirándolos.
Hazel frunció el ceño cuando Luci todavía no respondía. ¡Su hija era de respuestas rápidas y las replicar siempre estaban en la punta de su lengua!
—¿Te sientes mal? ¿Qué te pasó? —Hazel tocó su frente cuando Luci se sobresaltó. El toque creó una sensación extraña en su cuerpo, como si estuviera electrificada. Sus acciones confundieron aún más a Hazel, que frunció el ceño.
— La fin — Écrire un avis