Un día después, Lady Avyanna ordenó una vez más una retirada completa al ver que su situación actual era insalvable.
Los Orcos insensibles, que ahora se sentían inseguros de su futuro, siguieron a su Jefe Orco mientras dejaban atrás Lorgakh Kur.
Esta fue una decisión muy difícil para ellos, sabiendo que una vez que sus enemigos atravesaran la cadena montañosa, solo les tomaría cuatro o cinco días alcanzar su Ciudad Capital, Ludrar Bragh.
Todos ellos sabían que tendrían que enfrentarse una vez más a la difícil decisión de quedarse a luchar o huir, como habían estado haciendo desde que el Ejército de la Dinastía Haca lanzó su invasión.
Para una raza orgullosa como la de los Orcos, cada derrota pesaba enormemente en sus corazones, dejándolos sintiéndose agitados.