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—¡Tada~! —Penny extendió sus brazos emocionada mientras Zoren, sentado en el sofá, miraba la mesa de café—. ¡Bienvenido a tu nuevo juego de medicamentos!
Los ojos de Zoren escanearon la mesa llena de botellas—. Parece diez veces más de lo que estoy tomando actualmente —señaló, mirando hacia el rostro radiante de Penny—. Pero claro.
Aunque la idea de una sobredosis cruzó por su mente, a Zoren no le importó. Incluso si fueran veneno literal, lo tomaría si ella se lo daba.
—Estos no son solo medicamentos, ¿vale? —Penny colocó una mano en su cadera—. Son vitaminas.
—¿Vitaminas? —preguntó él.
—Sí —ella asintió—. Tu problema no es tu cuerpo, bueno, eso es secundario.
—Vale.
Penny entrecerró los ojos a Zoren, preguntándose por qué no estaba haciendo más preguntas, como lo haría cualquier persona normal cuando de repente le entregan un montón de pastillas.
—¿Cuál debo tomar primero? —preguntó él, curioso.