Chapitre 33: DADO DE ALTA

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De regreso en la habitación del hospital donde Erika estaba internada. La madre y el padre de Erika estaban allí con sus hermanos también. Erika no quería preocupar a nadie con lo que había sucedido, pero de alguna manera se enteraron y de inmediato reservaron un vuelo de San Francisco a Nueva York.

Sofía estaba sollozando incontrolablemente como si el mundo fuera a terminar pronto y Santiago fue a su lado para intentar consolarla, pero no funcionó.

—¿Quiénes son los horribles monstruos que te hicieron esto? —Sofía preguntó entre sollozo y sollozo.

—No te preocupes, madre. Ellos ya han sido atrapados y están en la cárcel en este momento. Por favor, deja de llorar ya —Erika suplicó limpiando las lágrimas en la cara de su madre—. No incluyó la parte en la que los criminales ya confesaron quién los instruyó para hacer lo que hicieron.