Slurp, slurp, slurppp
Tiempo después, Elías estaba lamiendo hasta terminar con su tercer clímax con la lengua.
Realmente le parecía delicioso y se sentía muy bien dándole placer de esta forma.
Ella no debía saberlo —a él no le encantaba hacer esto con otras. Pero con ella, podía olvidarse temporalmente de su propio placer y centrarse en el de ella.
Era muy nuevo para él.
Pero... ¿quién podía culparlo?
Naia era tan hermosa y tan pura. Sus expresiones y los sonidos que emitía mientras la complacían eran para morirse. Si no fuera tan experimentado, se habría venido solo con escuchar sus sonidos.
Pronto, sin embargo, su pobre pene se había puesto demasiado duro de ser ignorado. Lamía cada pedazo de su liberación antes de besarla nuevamente hacia arriba.
Lamió su estómago, trazó la curvatura de sus pechos, y succionó sus sensibles pezones, lamiendo un poco antes de encontrar sus labios.