—Ella no está equivocada en su lugar, su alteza, por favor piense con su mente racional. Ella cree lo que le mostraron —murmuró, pero no pude escuchar nada, estaba viviendo mi vida como un monje durante los últimos 3 años.
—¿Cuándo me había visto serle infiel? ¿Era tan despreciable a sus ojos, solo porque no compartía la cama con ella?
La ira en mi cuerpo aumentó, al recordar esas escenas, mi cuerpo entero ardía en fuego infernal y antes de que pudiera pensar racionalmente, mis piernas me llevaron a su cámara.
A medida que avanzaba, sus criadas se sorprendieron al verme. Se inclinaron y me saludaron pero mis piernas no se detuvieron.
Justo cuando me paré frente a su dormitorio, su jefa de sirvientas se plantó frente a mí,
—Su alteza
—Apártate —ordené y ella tembló pero aún así se mantuvo ahí.
—Su alteza, ella... su alteza está tomando un baño. No hay nadie en la habitación —respondió, temblando, pero yo estaba demasiado perdido para importarme.