Ya fueran esos dinosaurios sedientos de sangre o los funcionarios del gobierno, todos ellos sentían un dolor de cabeza extremo al lidiar con el caos organizado y la corrupción de la base 13. Independientemente de cualquier intento eficiente de limpiar la ciudad, una sola fuga siempre resultaba en la terrible y desafortunada escena de una ciudad vacía sin nada que ganar.
Por lo tanto, la anarquía corría desenfrenada en ese territorio.
En ese lugar, el dinero lo era todo. Allí nada era imposible de comprar por los comerciantes, y los comerciantes tampoco tenían miedo de acaparar nada. La única ley allí era el poder militar, el poder militar adecuado...
Zi parecía estar bastante acostumbrada a su lugar. Primero se detuvo en una duna de arena cerca de las afueras de la ciudad de la base 13. Después de una breve búsqueda, utilizó su energía de fuerza para voltear una roca.