"El día siguiente... —Cristóbal llevó a Abigail a una casa de botes, un pintoresco refugio que parecía estar suspendido entre los reinos del agua y el cielo.
El diseño de la casa de botes exudaba una elegancia rústica, con sus muros de madera adornados en tonos de marrón profundo y rico que armonizaban con la belleza natural circundante. Un techo de paja se arqueaba graciosamente como si reflejara las curvas de las olas que golpeaban su base. La estructura parecía fundirse a la perfección con el ambiente tranquilo como si hubiera sido una parte integral del paisaje durante generaciones.
Al entrar, Abigail y Cristóbal se encontraron envueltos por el cálido y terroso aroma de la madera y el suave crujir de las tablas del piso. El interior era simple pero acogedor, con un dormitorio, una zona de comedor y acogedoras zonas de estar con vistas al agua que se extendía más allá de las paredes.