—La voz.
—¡Los ojos de Jamie se volvieron rojos en un segundo!
Puso sus manos en el suelo para sostenerse e intentó abrazar a la mujer entre sus brazos.
La mujer levantó su pierna y pisó la mano de Jamie con su tacón alto negro.
—La voz de la mujer era tan fría —pareces un...
Se detuvo mientras reunía más fuerza. Era como si fuera a penetrar la palma del hombre.
—Pareces un perro callejero que nadie quiere —con eso, la mujer se alejó.
—¡Ellen! —la voz del hombre se quebró.
—¡No me dejes! —su boca estaba llena del sabor de la sangre. Su voz era tan ronca.
Las luces traseras del coche azul parpadeaban como si se burlaran de él.
—No me dejes —pero su voz fue ahogada por el rugido del coche.
—No me dejes. Por favor, no me dejes —las lágrimas de Jamie se acumularon en sus ojos. Al siguiente momento, rodaron por su mejilla, cayeron al suelo y se evaporaron con el viento.
Sin embargo, nadie respondió.
Hasta que Jack vino a buscarlo.