Los ojos de Jamie eran demasiado agudos, y su personalidad de sangre fría era obvia.
Ellen contuvo la respiración y no respondió. Solo quería huir.
Cody temblaba de dolor.
—Jamie, apresúrate y mete a la pequeña puta en el coche. Vámonos ahora, o tendremos problemas más tarde —dijo.
Jamie miró la ropa destrozada de Ellen y luego las piernas sangrantes de Cody. Sus hermosas cejas se fruncieron tensas.
Él levantó a Ellen.
—Y ordenó a la gente que trajo:
— Limpia este lugar.
Ellen sentía que el cielo era oscuro mientras su cuerpo temblaba.
Querían encubrir la verdad.
Entonces todos los insultos que había sufrido serían en vano.
Y por las palabras de Cody, Ellen sabía que esta no era la primera vez que Cody abusaba de alguien. Muchas chicas podrían haber sido torturadas aquí.
En un instante, el resentimiento de Ellen surgió.
Ellen mordió la barbilla de Jamie con fuerza.
—Ay...
Jamie extendió la mano para apartar a Ellen.