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Fuera del almacén.
Dos guardaespaldas vestidos de negro se acercaron para informar —Señor Wolseley, hemos bloqueado aquí.
—De acuerdo.
Ahora, estaban esperando a que los secuestradores salieran.
Lance miró la antigua puerta y se sintió un poco inquieto.
Tomó su teléfono y miró el número anónimo que lo había llamado. Luego llamó a Frankie.
—¿Has recogido a Yvette? —preguntó.
—No, pero la limpiadora en la escena dijo que tomó un taxi —respondió.
Por alguna razón, Lance se sentía inquieto.
Extendió la mano y se frotó la esquina de las cejas. Dijo cansadamente —Ve a echar un vistazo a Villa Serenidad ahora para ver si Yvette está allí.
—De acuerdo, señor Wolseley —respondió Frankie.
—Además, un teléfono anónimo me llamó hace cinco minutos. Revisa su dirección IP —ordenó Lance.
Lance levantó su teléfono y llamó a Yvette. Su teléfono estaba apagado.
Lo pensó y envió un mensaje.
—Fue mi culpa. Envíame un mensaje cuando llegues a casa.