Ran Xueyi no insistió en el asunto y dejó ir a los estudiantes de secundaria. No era que fuera magnánima con ellos, es solo que no había ningún problema si un extraño le tomaba una foto cuando estaban embelesados con su belleza.
Después de terminar su comida, Ran Xueyi pagó la cuenta y salió del lugar antes de dirigirse a Casa del Imperio, donde viviría de ahora en adelante. La parcela de terreno donde se construyó la finca formaba parte de una montaña. Cada casa allí tenía su propio jardín separado, patio trasero, patio delantero y portones de acero para proteger su privacidad además de la seguridad que la finca ofrecía a los inquilinos.
Se rumorea que el dueño de la Casa del Imperio era un antiguo patriarca de una familia acaudalada de la capital, y que compró este terreno durante el auge económico de hace veinte años como regalo para su esposa. Sin embargo, hasta ahora, nadie ha visto jamás al 'dueño' de esta finca que muchos elogiaban.