Chapitre 12: Capítulo [12]
Al entrar en la pequeña tienda, el olor a viejo y polvo me inundó, tenía estanterías completamente llenas con cajas alargadas de madera, desordenadas y cubiertas de polvo.
-"¡Buenos días Dumbledore!"
-"¡Buenos días Ollivander!" Dumbledore sonrió.
-"Tu debes ser una estudiante de primer año, ¿Señorita...?".
-"Gaunt, June Gaunt".
...
Finalmente saliendo de la tienda, después de una larga búsqueda; levanté mi mano y observé mi nueva varita con un suspiro impotente. Del familiar color blanco, madera de tejo, 34 centímetros y su núcleo... Pluma de fénix. Parece que es la misma del canon.
Me sentí un poco asustada al pensar en ello. Pero estoy tratando de ser positiva, tal vez a pesar de que he cambiado todo, aún sigo teniendo algún tipo de destino con Harry Potter que aún no ha nacido, y no necesariamente tiene que ser como un enemigo. Tal vez mi llegada a este mundo tenga algún significado oculto y profundo que aún no he descubierto... Bien, eso sonó demasiado egocéntrico ¿No? Pero vamos, debería ser Voldemort, merezco tener algo de ego o sería raro.
-"Parece que hemos terminado con nuestra misión ¿Le parece si volvemos?" la voz de Dumbledore interrumpió mis pensamientos fantasiosos.
-"Profesor no se preocupe, volveré por mi cuenta en tren. Puede ir primero" sonreí.
-"Ya veo..." -me entregó algo- "Éste es el boleto del expreso de Hogwarts, la manera de tomarlo es atravesando la pared que separa las plataformas 9 y 10 en la estación King's Cross... Nos vemos en Hogwarts señorita Gaunt" antes de que respondiera desapareció de mi vista.
Miré en blanco en su dirección durante unos segundos hasta que decidí que hacer a continuación. Miré el enorme equipaje de mis compras y no pude evitar suspirar, sería sencillo si pudiera enviar todo directamente a mi espacio, pero intuitivamente siento que no debería hacerlo aún. Aunque no entiendo por qué debería ser tan cautelosa con algo como ésto, no está mal seguir mi intuición, nunca me falló.
Es bueno ser una bruja, al menos mi nivel de fuerza es mayor al de una niña muggle promedio de 11 años, arrastré el carro con todas las compras hacia la estación de trenes. Había planeado quedarme en el Caldero Chorreante hasta el comienzo de las clases copiando a los protagonistas de fanfics que leí en mi vida anterior, pero pensándolo bien, no me conviene; mi casa está a solo unas cuadras de la estación King's Cross donde pasará el expreso de Hogwarts entonces ¿Por qué me quedaría aquí y complicaría mi vida innecesariamente? ¿Estoy siendo exagerada? Pues si, pero soy perezosa, no se puede evitar.
Ya en el tren, noté que una persona me estaba siguiendo. Actué normal fingiendo que no lo había notado y tomé un libro mientras finjo leerlo con atención.
El tiempo pasó volando y estaba a solo unos metros de la estación donde debía bajarme, cuando la situación cambió. Una mujer elegante y hermosa se paró frente a mi con una mirada arrogante y majestuosa, no pude evitar ponerme nerviosa y estaba apunto de preguntarle qué necesitaba cuando me lanzó un libro más grueso que la biblia y tan grande que ocupaba todo mi regazo. Le dirigí una mirada confusa.
-"Lo necesitarás"- se dió la vuelta sin volver a mirarme- "Te veré pronto Jun Hua".
Toda pereza se esfumó con sus últimas palabras y todo mi cabello se erizó, me puse de pie de un salto pero su figura ya habia desaparecido. Me puse en cuclillas para levantar al pesado libro que se había caído mientras todo mi cuerpo temblaba. ¿Quién era ella? ¿Cómo conoce ese nombre? ¿Leyó mi mente y recuerdos? o ¿Me conoce?. Presioné mi cabeza con ambas manos dejando caer nuevamente el libro, revolví mi cabello intentando distraer mi mente y nerviosismo hasta dejar de temblar.
Una vez calmada, respiré hondo y me di cuenta que además de que el tren se había detenido, el compartimiento en el que me encontraba estaba completamente vacío. El nerviosismo que acababa de marcharse, regresó. Envié todo lo que tenía a mi espacio incluyendo al hermoso gato que parecía ignorar al mundo y seguía durmiendo. Me puse de pie y corrí hacia la salida, bajé del tren y continué corriendo hasta finalmente llegar a casa. Una vez cerrada la puerta me apoyé de espaldas en ella y me deslicé hasta el suelo. Suspiré, podía sentir mi corazon latiendo muy rápido.
Sentí un poco de miedo y nervios, no estaba segura de si quería saber el contenido del libro. Pero si quería respuestas a mis nuevas dudas, debía leerlo. Tomando la decisión, entré en mi espacio.
No importa que tan poderosas sean las personas en este mundo, es imposible que entren a mi espacio, o al menos eso creo. Por ahora es mi lugar seguro.
Caminé por el valle hasta llegar al bosque, escalé el árbol mas viejo y grande aquí, un roble, y me senté en la rama más firme y gruesa. Di un profundo suspiro mirando el paisaje. Finalmente calmada estiré mi mano y con mi mente hice flotar al libro que había enviado al almacén, junto con los guantes de escamas de dragón.
Poniéndome los guantes sostuve en mis manos al libro y lo miré fijamente, no podía ver nada especial, ningun título, ningún símbolo, ninguna imagen. Estaba hecho de cuero, no se de qué animal será esta piel.
-"¿Oh?"
Unas letras pequeñas casi indetectables estaban escritas en la esquina inferior izquierda en la tapa trasera del libro.
-"¿Lycoris Black?"
Intenté hacer memoria sobre mi conocimiento sobre este mundo, pero no logré encontrar este nombre, y su apariencia: cabello negro y ojos marrones, piel clara, se veía joven, calculo que no debe exceder los 30 años, pero uno nunca sabe en el mundo mágico. Nada en ella me resultaba familiar. Es una persona nueva que no existe en el mundo que yo conozco o su nombre solo fue mencionado y no fue importante en la trama.
-"¿Parece que tengo una especie de destino con la familia Black? A excepción del Porfesor Dumbledore, todas las personas que conozco del mundo mágico pertenecen a esta familia..."
Contuve la respiración y abrí la tapa. Puede parecer un poco imprudente leer el libro que una desconocida me dejó, pero la intriga me estaba consumiendo, sin mencionar que sus palabras seguían girando en mi cabeza: "Lo necesitarás". ¿Por qué? Ya nada podía contener mi curiosidad y comencé a leerlo. Solo la primera página casi hizo que mi corazón se detuviera.
-"¡Principios de la Oclumancia!... ¿Mi vida de pescado salado llegó a su fin?...".
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