—La Maldición del Rencor —la Desolación del Rencor murmuraba con maldad, y el aire fue aspirado en un instante.
Una enorme tormenta de almas golpeó y barrió a Doradito. En medio de la tormenta de almas, había un gran número de tentáculos.
Los innumerables tentáculos pinchaban en la dirección de los ojos, los oídos, las fosas nasales, el corazón y las axilas de Doradito. Doradito no parpadeó. Sus ojos, que se suponía eran la parte más vulnerable, no estaban dañados. En cambio, bajo la alta frecuencia del ataque, Doradito parpadeaba constantemente con un resplandor púrpura. En ese momento específico en el que el destello de ese resplandor púrpura era tan rico y denso, Doradito se parecía mucho a una luz púrpura, ya que su calva reflejaba la luz púrpura.
La Desolación del Rencor quedó cegada por el reflejo de la luz de la cabeza de Doradito, lo que le dio a Doradito la oportunidad de dar otro golpe. El siguiente puñetazo fue mucho más poderoso que los anteriores.