Pilares negros de humo se levantaban hacia el cielo, ocultando las estrellas como un velo humeante. Entre el oscuro cielo revuelto y la fría tierra devastada, un ardiente infierno hervía y se arremolinaba, sumiendo al mundo en un resplandor anaranjado abrasador. Rodeados de numerosas abominaciones y el estruendoso rugido de armamentos pesados, Sunny y Jet lucharon contra la Nube Devoradora.
El viento estaba aumentando.
Esforzándose por no resbalar en la sangre fétida que cubría la extensión de aleación del parapeto, Sunny tomó a Segadora de Almas cerca y se inclinó, invocando un domo de sombras para rodearlos. Su respiración era áspera y trabada.
No había luz dentro del refugio improvisado, y las bestias crías ya lo estaban atacando, toda la estructura temblaba bajo una avalancha de golpes pesados. Peor aún, no se atrevía a mantener la barrera por más de unos segundos, temiendo que la multitud perdiera interés y dirigiera su atención a la ciudad más allá.