—¡Si te atreves a cuestionar mi autoridad otra vez, tu destino solo será la muerte! —El trueno retumbó una vez más, y esta vez, Ren Feifan realmente dio un paso atrás.
Aún no era lo suficientemente valiente como para enfrentarse al Camino Celestial.
Todos estos eventos habían impactado profundamente a Ye Qingcheng mientras se desarrollaban ante sus ojos.
Ella sabía de la existencia de cultivadores en este mundo, pero nunca había visto a nadie que no temiera el trueno que caía del cielo.
En ese momento, Ren Feifan parecía un gigante, alzándose mil pies de altura en su corazón.
Sin embargo, ella no deseaba que el juramento de Ren Feifan se hiciera realidad.
Sus ojos se humedecieron, y rápidamente abrazó a Ren Feifan por detrás, diciendo frenéticamente —Feifan, te prohíbo que hagas tales juramentos de nuevo. Creo en ti, y también creo que nadie puede llevarte lejos de mi lado.