—Piérdete.
Al escuchar estas dos palabras, Du Haizhi se quedó momentáneamente desconcertado.
¡La voz indicaba que era un anciano!
El líder de la secta tenía razón, en efecto era un viejo monstruo del mundo mundano quien había secuestrado a la Señorita Song.
A pesar de ser la persona que hablaba, Du Haizhi fue incapaz de determinar su ubicación, como si no tuviera aliento o nivel de cultivo.
Poco sabía él que en el Océano del Este había un tipo de colgante de jade capaz de esconder completamente el aura de uno.
—Solo quiero hacerle unas preguntas a esa mujer. En un día, ciertamente la dejaré ir. Puedes estar tranquilo.
Ren Feifan continuó, bajando la voz.
Du Haizhi frunció el ceño ligeramente e indagó, —¿Me permitiría hablar unas palabras con la Señorita Song? ¡Facilitará mi informe!