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Al ver a Basong y al anciano de la túnica negra, el corazón de Yang Xin se golpeó con temor. Escapar ahora ya no era una opción.
Yang Xin avanzó, hablando fríamente:
—Basong, esto es Huaxia. Debes respetar nuestras costumbres aquí. Incluso si tus venerables ancestros de la familia Basong estuvieran aquí, causar problemas no servirá de nada.
Basong escaneó el cuerpo de Yang Xin, un tono maliciosamente juguetón evidente en su voz:
—Debes ser esa mujer de la Oficina de Seguridad Nacional que nos ha estado siguiendo.
Yang Xin se sobresaltó, sin esperar que Basong hubiera notado su vigilancia de los últimos días.
Basong soltó una leve risa antes de decir directamente:
—De acuerdo con 'El Pacto del Cultivador', tu amigo primero rompió la formación que protege mi territorio. Creo que tengo derecho a contraatacar.
Yang Xin se sorprendió. No había anticipado que este joven caballero de Asia del Sudeste estuviera familiarizado con 'El Pacto del Cultivador' de Huaxia.